6 de septiembre de 2011

Pero NO...


   ¿Reconoces la sensación de saber que estás actuando torpemente, en contra de tus deseos, y aún así no puedes cambiarlo? Así es como comenzó a actuar; como si de una posesión se tratase; cambiando aspectos básicos de su personalidad y dando palos de ciego. Cuando se apuesta muy alto los riesgos son muy altos pero solemos olvidarnos de eso. Es más fácil continuar como si nada; engañándonos al pensar en la perennidad del vivir y del sentir.

   Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra. Él se levantaría y la tiraría con todas sus fuerzas: iluso. Conozco a un excelente neuropsicólogo que defiende la idea de que el cerebro es un hijo de puta y que no quiere que seamos felices. Estoy totalmente de acuerdo. Cuando nos encontramos en situaciones complicadas, duras de afrontar y arduas de superar, el cartelito fluorescente de EXIT sólo lo podemos colocar nosotros. Pero hay un problema: nuestro cerebro lo tiene escondido y no quiere sacarlo para que podamos quitarle el polvo y colgarlo justo en el punto de luz que está al final del pasillo.

   Él quiere cambiar las cosas, PERO (lo pongo en mayúsculas por la teoría del adversativo versus el copulativo), repito: PERO sigue haciendo lo mismo. Tienes la botella y el sacacorchos pero no quieres utilizarlo para abrirla; prefieres observarlos, así por separado y que vengan por detrás a echar una mano. Alguien cogerá el sacacorchos y comenzará a hacerlo girar ante tu atenta y pasiva mirada. Sonará el magnífico, a mi entender, sonido de descorchar la botella, y tú sentirás alivio; alivio y rabia porque podrías haberlo hecho tú. Pero no, PERO no.

   ¿No recuerdas la teoría del adversativo vs. el copulativo? Claro, no puedes recordarla porque no se la he contado a nadie. Eres una privilegiada: ahí tienes mi teoría. Ya sabes que me apasiona la lengua, y no estoy hablando del órgano muscular que tenemos en la boca, ya me entiendes... Cuando estudiábamos las conjunciones nos enseñaban la diferencia entre unas y otras, diferencias esenciales que en la práctica ni las pensamos, pero que en la teoría dan que pensar.

   Yo quisiera que en sus frases no hubiera adversatividad, sólo cópulas y más cópulas. "Todo está bien PERO...", ¿qué me estás contando?, si todo está bien déjate de adversatividades... Deseando estoy de escuchar un "todo está bien Y...", así, así: reuniendo conceptos, hermanando frases positivas, vinculando y haciendo crecer el torrente de vida que llena de significado a las oraciones copulativas.

   Creo que me he explicado medio bien... o quizás no, PERO me da igual. Qué incoherente soy, quiero cosas que yo no aplico posteriormente. Me gusta cómo llevas el pelo hoy. Estás muy guapa; bueno, eres guapa Y natural. Es difícil tener una belleza natural, porque es un tipo de belleza del que goza poca gente. Tú eres guapa natural, no cansas, ya me entiendes, mi teoría de la belleza sí la conoces. Me voy del tema...

   Todo este rollo te lo contaba porque sé que es probable que la cosa dé un vuelco y también es probable que por lo que se lucha acabe con mis fuerzas. Y tal vez, sólo tal vez, no sienta la menor pena, porque el objeto de la lucha ya no es el que era, ya no. Ahora es otra cosa diferente. Ha cambiado. Y entonces, ¿para qué seguir luchando?