12 de septiembre de 2015

Y ni siquiera me he enterado

Hoy ha sido el día. Me han bastado unos pocos minutos para ver un paisaje completamente despejado donde antes sólo había niebla espesa. No es que no haya una conexión especial, es que hay muchas otras cosas que pesan más y aplastan por completo los sentimientos más naturales que hay entre nosotros. Se dice que el momento lo es todo y yo no puedo estar más de acuerdo. 

Hay personas que entran en tu vida justo a tiempo y otras que llegan con una brújula completamente descoordinada; y aunque queramos y hagamos lo que podamos por llegar a un punto de encuentro, el fallo del tiempo ya ha dictado su veredicto. Justo a tiempo es el ideal que se nos ha negado y quizás así sea mejor. 

Tú estás en un período en el que no hay certezas ni oportunidades, en el que puedes pasar del uno al diez en cuestión de segundos y, aunque posiblemente todo sea más sencillo, no ves ni la luz ni el túnel. Es una pena.

Yo estoy en equilibrio y realmente bien, aunque el elemento desestabilizador que supones para mí es indudable. Lo que pasa es que desde hoy ya no eres más "eso" para mí, porque no me ha sabido a nada nuestro encuentro, porque no me has atravesado con tu mirada, porque no has jugado con mis manos. Y, si me paro a pensarlo, quizás no lo has hecho por ti sino porque te has encontrado con unos ojos que te devolvían una mirada serena y has notado unas manos llenas de caricias. Quizás te has sentido a metros de distancia a pesar de estar a un paso de mí y quizás todo esto lo he provocado yo. Y, mírame, ni siquiera me he enterado.

Kris Con K.