tag:blogger.com,1999:blog-74109062478675626952024-02-20T13:44:38.586+01:00Se Escribe Con KAnonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.comBlogger42125tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-8141527813708850052016-01-28T12:35:00.002+01:002016-01-28T12:35:45.326+01:00CAER... Y YA.<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Noté como me miraban todos y no me importó. Sabía lo que andaba
buscando y de allí no pensaba moverme. Me recordó al primer día de
clase en el instituto nuevo. Las personas buscan su sitio<span>
en lugares donde a veces no hay sitio para ellos. Aún así, si no
encuentras tu sitio, estás fuera: fuera del grupo, fuera de la dive</span><span>rsión, fuera de juego.</span></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<span style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="CAER" class=" wp-image-72 aligncenter" height="310" src="https://seescribeconk.files.wordpress.com/2016/01/caer.jpg?w=720&quality=80&strip=info" width="436" /></span></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">A mí el sitio nunca me había importado demasiado, me bastaba
con encontrar el tiempo. Aquello tenía que hacerlo rápido y no había
parámetros espaciales sino temporales. Mi tiempo era lo más importante y
tenía que cruzar como fuera. Daba igual si otros lo habían intentado
antes que yo y habían fracasado. Los otros también habían encontrado su
sitio y yo no, ¿verdad? Además que las comparaciones son odiosas, como
decía mi profesora de filosofía.</span>
</div>
<div style="text-align: left;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;"> </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Lo sentía solo por las personas que me miraban, qué
aburrimiento. Bueno, no lo sentía, me daban igual. Era como tener una
mampara enorme que me separaba del mundo exterior (que por cierto no me
gustaba un pelo). A mi izquierda había una niña rubita de unos 3 años
que agarraba la mano a un hombre alto, de pelo cano y miraba penetrante.
Parecía como si me estuviera atravesando y viera todo lo que pensaba de
él, de ellos, del mundo. </span><span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Si cruzo todos dirán que he hecho trampas. No se valoraría mi
valor pero yo no lo hacía para convertirme en ninguna leyenda sino para
alejarme definitivamente de allí. Miré al frente y me precipité al
vacío. Nunca habría pensado que la sensación de caer fuera tan
liberadora y reconfortante. Caer sin más, sin redes, sin paracaídas, sin
ganas de vivir. Caer… y ya.</span></div>
<br />
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">
</span><div style="text-align: right;">
<span style="font-family: "Trebuchet MS",sans-serif;">Kris con K.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-41848973626881076992015-09-12T20:31:00.000+02:002015-09-12T20:31:34.678+02:00Y ni siquiera me he enterado<div style="text-align: justify;">
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-TaCQNnYtfoI/VfRp41ux2JI/AAAAAAAACUA/F9lXU1PV8J0/s1600/Blog.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://4.bp.blogspot.com/-TaCQNnYtfoI/VfRp41ux2JI/AAAAAAAACUA/F9lXU1PV8J0/s200/Blog.jpg" width="200" /></a></div>
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Hoy ha sido el día. Me han bastado unos pocos minutos para ver un paisaje completamente despejado donde antes sólo había niebla espesa. No es que no haya una conexión especial, es que hay muchas otras cosas que pesan más y aplastan por completo los sentimientos más naturales que hay entre nosotros. </span><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Se dice que </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">el momento</i><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"> lo es todo y yo no puedo estar más de acuerdo. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br /></span>
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Hay personas que entran en tu vida </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">justo a tiempo</i><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"> y otras que llegan con una brújula completamente descoordinada; y aunque queramos y hagamos lo que podamos por llegar a un punto de encuentro, el fallo del tiempo ya ha dictado su veredicto. </span><i style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Justo a tiempo</i><span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"> es el ideal que se nos ha negado y quizás así sea mejor. </span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;"><br /></span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: 'Trebuchet MS', sans-serif;">Tú estás en un período en el que no hay certezas ni oportunidades, en el que puedes pasar del uno al diez en cuestión de segundos y, aunque posiblemente todo sea más sencillo, no ves ni la luz ni el túnel. Es una pena.</span></div>
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
</div>
<div style="text-align: justify;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-8WJGznDuGw4/VfRm9N5vydI/AAAAAAAACT0/wgIEg_h1KgQ/s1600/Y%2Bni%2Bme%2Bhe%2Benterado.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="200" src="http://1.bp.blogspot.com/-8WJGznDuGw4/VfRm9N5vydI/AAAAAAAACT0/wgIEg_h1KgQ/s200/Y%2Bni%2Bme%2Bhe%2Benterado.jpg" width="200" /></a><span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;">Yo estoy en equilibrio y realmente bien, aunque el elemento desestabilizador que supones para mí es indudable. Lo que pasa es que desde hoy ya no eres más "eso" para mí, porque no me ha sabido a nada nuestro encuentro, porque no me has atravesado con tu mirada, porque no has jugado con mis manos. Y, si me paro a pensarlo, quizás no lo has hecho por ti sino porque te has encontrado con unos ojos que te devolvían una mirada serena y has notado unas manos llenas de caricias. Quizás te has sentido a metros de distancia a pesar de estar a un paso de mí y quizás todo esto lo he provocado yo. Y, mírame, ni siquiera me he enterado.</span></div>
<div style="text-align: right;">
<div style="text-align: justify;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i><br /></i></span></div>
</div>
<div style="text-align: right;">
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><i>Kris Con K.</i></span></div>
<span style="font-family: Trebuchet MS, sans-serif;"><br /></span>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-20808189551780128292015-01-25T21:54:00.001+01:002015-01-25T22:01:48.961+01:00Esperando al viernes<div style="text-align: justify;">
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://2.bp.blogspot.com/--nrV1r0bPug/VMVVpUzpl6I/AAAAAAAABCw/5iktuwM-b68/s1600/IMG_20150125_214136.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img alt="" border="0" src="http://2.bp.blogspot.com/--nrV1r0bPug/VMVVpUzpl6I/AAAAAAAABCw/5iktuwM-b68/s1600/IMG_20150125_214136.jpg" height="200" title="Esperando al viernes" width="200" /></a></td></tr>
<tr align="justify"><td class="tr-caption">"Durante cuarenta años me he aburrido. Durante cuarenta años miré la vida
a la manera del pobrecillo que pega la nariz a los cristales del
escaparate de una pastelería mientras mira cómo los otros se comen los
pasteles. Ahora sé que los pasteles son para aquellas personas que se preocupan de cogerlos". Georges Simeon, <i>El hombre que miraba pasar los trenes</i>.</td></tr>
</tbody></table>
Expectativas. Siempre acaba volviendo ese momento en el que te encaras a lo que <i>esperabas</i>. A lo que suponías que tendría que llegar, a lo que imaginabas que debería llegar. Y luego, el golpe de efecto, la decepción, el punto de giro que no habías tenido en cuenta y la pregunta: "-Pero, ¿qué esperabas? -No sé, pensaba que habría algo más".</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Mil veces: "la culpa es mía por esperar algo, no tenemos que esperar, tenemos que aceptar que venga lo que sea. Esperar hará que alguien o algo acabe decepcionándonos." No es que no esté de acuerdo: tú eres el conductor de cómo quieres estar. Nadie... Sólo tú decides cuánto pueden calar los comentarios y las miradas de los demás dentro de ti. La teoría, así vista, no tiene fisuras. Ahora pongámonos a la práctica. El ser humano, o al menos la poquita parte que conozco, está rodeado de teorías, proyectos, imposiciones, responsabilidades, comportamientos, deseos, objetivos... y sobre todo EXPECTATIVAS. Es inevitable no albergar ningún sentimiento en tu interior hacia lo que, aunque no queramos, nos afecta. Es como el efecto mariposa, ¿no? La elección de una sola persona va desencadenando una serie de efectos que no sabemos cuándo o cómo nos explotará en la cara antes o después. Ese pequeño aleteo de una mariposa, un aleteo tan dulce y liviano como implacable es lo que ocasiona. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es un tema trilladísimo, pero, ¿cómo no lo va a ser? El lunes es el día más odiado por la mayor parte de la población mundial. Pero luego llega el martes y falta menos. El miércoles es mitad de semana y el jueves ampliamos la sonrisa porque mañana es viernes. ¿No estáis cansados? </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es así siempre: cuando tenga coche, cuando tenga novio, cuando acabe la carrera, cuando tenga trabajo, cuando me den ese ascenso, cuando vaya a casa por vacaciones, cuando tenga un niño... Y poco a poco, como dice la canción, "pasa la vida". Esperando cosas, esperando ser algo más, esperando encontrar... esperando ser felices (¡!).</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y realmente creo en esta filosofía. Dejemos de ser una extensión del calendario. Dejemos de estar amarrados al <i>tic tac</i> del reloj. La vida, o mejor dicho, <i>el sistema</i> que alguien no muy lúcido inventó y que seguimos heredando, trae normas, horarios y rutina. No digo que destruyamos eso (ojalá) sino que todas y cada una de las cosas que tenemos en el día a día, las personas con las que compartimos, las calles que recorremos y las muchas horas que estamos delante de un ordenador (por trabajo o por ocio) sean pequeñas gotas que no colmen nuestro vaso de tedio y desazón, sino que lo rebose de pasión, ganas y aprendizajes. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Que las expectativas nos impulsen sin empujarnos, que nuestras caras no delaten que es lunes, que esperemos y nos decepcionemos tantas veces como queramos, pero, <b>por favor</b>, dejemos de una vez por todas de esperar al viernes.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-6529200633208447842014-08-17T12:50:00.000+02:002014-08-17T12:52:50.423+02:00Ya no te quiero. Non ti amo più. I don't love you anymore.<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-6m5N-OiiwWo/U_CIrSG9ZHI/AAAAAAAAA_o/Zl50mR9P4oE/s1600/IMG-20140103-WA0008.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-6m5N-OiiwWo/U_CIrSG9ZHI/AAAAAAAAA_o/Zl50mR9P4oE/s1600/IMG-20140103-WA0008.jpg" height="234" width="320" /></a></div>
Hay frases difíciles de decir y aún más difíciles de escuchar. Da igual en el idioma en el que se digan. El dolor es el mismo. Pero lo que más duele es que una persona no tenga la valentía y el respeto suficiente por su pareja como para decirla. Cuando "eso" se calla para "evitar" el dolor, sembramos campos yermos de indiferencia que solo se van llevando nuestra vida. En el amor, como en todo en esta vida, hay que ser VALIENTE.<br />
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No voy a decir nada del otro mundo. Es una pena, ¿verdad? Dicen que no hay mayor sordo que el que no quiere oir y yo añadiría que no hay mayor traidor que el que, engañándose a sí mismo, arrastra a los demás a su propio engaño. Hoy hablo de ellos: de él y de ella, y de cuando, en el nido que se comparte, deja de tener significado la palabra amor; de cuando la palabra amor no será nunca más el antídoto para acabar con el veneno que nos corre por la venas.</div>
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Podemos conocer a otra persona de los pies a la cabeza, saber cómo despierta, lo que le gusta, lo que no, cómo huele, cómo toma el café... Construir una vida junto a otra persona no es más que hacerle un hueco en tu sofá, dejar que te coja de la mano y compartir el mismo plato.</div>
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Llega un momento en el que esa persona pasa a ser nuestro <i>buenos días</i>, nuesto <i>buenas noches</i>, el <i>te quiero</i> más reiterado y el anillo en el dedo anular. Lo que antes era una cabaña ahora es una casa con jardín.</div>
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"De un día para otro ha cambiado. Ahora es diferente. Antes no era así".</div>
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¿Cuántas veces hemos oído estas frases? No se nos pasa ni remotamente por la cabeza que quizás somos nosotros los que hemos cambiado, que ahora somos diferentes, que antes no éramos así. O a lo mejor ni eso, posiblemente ha sido un poco de aquí y otro poco de allá. Sea como fuere, las cosas ya no son como solían ser. Y, he aquí que sale a relucir la peor parte de nosotros. A nadie le gusta perder. La sensación de "tirar por la borda" todo lo que se ha construido es como lanzarse al abismo. El fin del mundo. Y claro, se empiezan a usar las mismas tácticas que se emplean con una flor marchita: la escondemos detrás de otras plantas más bellas, ésas que aún siguen floreciendo... Y es que es una pena tirar una flor que antes fue hermosa a la basura con el resto de los desperdicios, no son cosas que se puedan mezclar, ¿no? Mucho mejor hacer como si nada. </div>
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Nos hundimos más y más en una vida sin sentido, buscamos mil cosas para matar el tiempo (qué tristeza matar lo único que ya de por sí va muriendo poco a poco). Vamos caminando sin rumbo, nos adentramos en un destino indeseado. Los ojos vacíos, las manos llenas de soledad y un corazón que late por la costumbre de hacerlo.</div>
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Realmente no creo que una persona que se encuentre en una situación semejante desee seguir en ese agujero, ni siquiera creo que no salga de ahí por una cuestión de dejadez o pereza. Supongo que esperan que algo cambie; que un milagro llegue o que el genio de la lámpara se les aparezca para arreglar todo y les devuelva lo que han perdido. </div>
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Como siempre no sólo hay un punto de vista. Hablamos de él y de ella. Tenemos a la persona que sufre porque no sabe lo que pasa, y a otra persona que sufre porque lo sabe demasiado bien. Es ésta segunda la que tiene o tendría que poner las cartas sobre la mesa. Es ésta la que necesita ser valiente. Si deja pasar el tiempo y no se deja invadir por este coraje, poco a poco dejará todo en manos de la otra persona.</div>
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Yo pienso que en todo hay que dar el máximo, hay que ser grandes sin tener una finalidad precisa. Grandes y punto. En el amor no puedes ir reduciendo marchas, te arriesgas a que el motor se pare y estando parado mucho tiempo será inútil intentar arrancarlo de nuevo.</div>
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"Ya no te quiero", "Non ti amo più", "I don't love you anymore"... Mejor escucharlo a tiempo y comenzar a superar el final, que notar como cada día sientes que ya no te quieren. Ya no hay sitio para ti en su sofá, no hay una mano que sujetar, no hay un plato que compartir. No hay derecho a que tenga que ser la otra persona la que diga basta; que sea la otra persona la que tenga que abrirle los ojos a la que de amor ya no tiene más; se ha quedado "sin", pero prefiere seguir fingiendo, aparentando que todo va bien y escudarse en un sinfín de excusas absurdas, ocasionando un dolor mucho más profundo, porque ya no se trata de haber dejado de querer al otro, sino de una falta de respeto abrumadora y de un egoísmo sin igual.</div>
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Y, digo yo, ¿qué parte me he perdido que no puedo concebir el amor y el egoísmo en la misma frase? Ya no te quiere, non ti ama più, she doesn't love you anymore... Lo sabéis ambos, que mueva ficha el que entienda un poco mejor la palabra VALOR. </div>
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Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-16049623384755975992014-06-14T22:38:00.000+02:002014-06-16T00:00:13.877+02:00Te dije que te la contaría... <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-kCmS-F0fgXM/U5yuhSWGVHI/AAAAAAAAA-Y/Wh0cYBTb76E/s1600/2014-06-14+22.15.53_edit0.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-kCmS-F0fgXM/U5yuhSWGVHI/AAAAAAAAA-Y/Wh0cYBTb76E/s1600/2014-06-14+22.15.53_edit0.jpg" height="240" width="320" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Y querías saberla. Me preguntaste cuál era ese momento, ese que no se cuenta a nadie, esa experiencia que casi siempre muere dentro de nosotros, oculta tras nuestra sonrisa cuando estamos a solas. Esa que no se comparte con el resto porque es demasiado difícil de explicar, demasiado complicada de resumir, demasiado compleja para ponerla en palabras. </div>
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Te dije que te la contaría. Te hablaría de los momentos de locura cuando no pasaba el tiempo. De los pensamientos que giraban como lo hace una noria que no se para nunca. De cuando las dudas y el desconsuelo me acariciaban por la noche. De las veces que me miraba en el espejo imaginando cómo salir de allí, como si mi reflejo fuera a darme algún consejo. Del desgaste inevitable por convecerme de que aquello no era verdad, que era sólo un engaño, un timo de la vida. De las llamadas a deshora y la melancolía injustificada. De los latidos descompasados de mi corazón, que seguía el ritmo de un baile que nadie le había enseñado a bailar. </div>
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Te dije que te la contaría. Te hablaría del deseo de vivir más vidas al mismo tiempo. De las ganas de quemar todas las teorías estipuladas por gente que no lo ha vivido y aun así lo cuenta. De un cristal que iba resquebrajándose hasta que estalló en mil pedazos. De las palabras que me quemaban el cerebro porque no podía decirlas. De saber que la vida es una, pero creerme inmortal al mismo tiempo. De las conversaciones donde lo que no se decía era lo más interesante de todo. De la batalla que libraba cada día para esquivar los recuerdos. Del vacío que me asfixiaba porque todo podría ser diferente. Del por qué sin respuesta y de las respuestas preparadas de la mano de la cobardía.</div>
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Lo sé. Te dije que te la contaría. Te dije que te hablaría de la historia de amor más bella de mi vida.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-1116043673928908452014-04-26T20:23:00.000+02:002014-04-30T14:10:17.926+02:00ACERCA DEL AMOR<a href="http://1.bp.blogspot.com/-GiWDgqV_t7s/U1vzbTHZYoI/AAAAAAAAA9s/To_BxCCOwVc/s1600/2013-03-24+19.31.53.jpg" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="240" src="https://1.bp.blogspot.com/-GiWDgqV_t7s/U1vzbTHZYoI/AAAAAAAAA9s/To_BxCCOwVc/s1600/2013-03-24+19.31.53.jpg" width="320" /></a><br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Y quizás el amor sea así. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br />Hemos decidido que el torrente de emociones y felicidad inconmensurable al estar al lado de esa persona es la idea neta del amor. Hemos pensado que el corazón debe latir a un ritmo capaz de nublarnos la vista. Hemos establecido reglas que ninguno ha demostrado porque es inútil materializar lo que no lo es. Se establecen tantas creencias al respecto que el amor se ríe insensatamente de nosotros.<br /><br /><br />La mirada ardiente, la imaginación que vuela, el nerviosismo que nos descompone, los ojos que brillan y se pierden en el vacío... Eso pasa; A veces. Cada uno vive el amor a su manera. Después de unos años el amor se cambia de ropa. Se vuelve más clásico, en ocasiones es arriesgado, llamativo, discreto, elegante, impúdico... y a veces pasa hasta desapercibido.<br /><br /><br />Crece a nuestro lado y va llevándose todos los golpes, felicitaciones, besos y patadas. Por momentos se va de viaje -cansado- y en otros está al pie del cañón. Desaparece sin tan siquiera despedirse -altivo y maleducado- y nos deja indefensos frente al miedo del adiós. Lo vemos asomarse desde la esquina y le sonreímos para que no se aleje demasiado y se nos pega como una lapa y no nos quiere soltar de la mano. <br /><br /><br />Y, como sucede cuando se nos prohibe algo, las ganas de mirar hacia atrás son inmensas. Pensamos en el ayer, en el origen y no conseguimos nada. Somos tristes y melancólicas estatuas de sal que desean algo que ya no es. Es la respuesta que no queremos oír, la pregunta que no deberíamos hacer. Es saber cómo va a terminar la frase, el jersey que escogería o el perfume que ya no usa. Es un lento caminar hacia el callejón donde, aun estando tan perdidos, podemos resurgir de nuevo. Luego pasa, respiras de nuevo, asimilas la belleza -esa que antes te cegaba y que luego se volvió invisible de tan evidente y cotidiana-, todo gira a su alrededor y fluye con naturalidad. <br /><br /><br />Estar sin. A veces se piensa. Sin. Sin tantas cosas. Para vivir se necesita nada: justo eso. La vida sigue. Las cosas surgen, acaban, se transforman, se deshacen, se mejoran, se pierden. Hoy te encuentras mal, mañana te sientes atrapado, ahora estás bien de nuevo, estás aliviado, te sientes feliz. Pero la vida sigue siempre como base y razón de todo. <br /><br /><br />Aún no he aprendido mucho acerca del amor. Es cierto. Y es que tampoco he aprendido mucho acerca de mí misma. Aunque, pensándolo bien, puede ser que el amor sea así. Justo así. </div>
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<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-iPd6RiCS08k/UyI0FQt8FtI/AAAAAAAAA8c/TxV_oY10GTQ/s1600/1minuto.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://1.bp.blogspot.com/-iPd6RiCS08k/UyI0FQt8FtI/AAAAAAAAA8c/TxV_oY10GTQ/s1600/1minuto.jpg" height="320" width="240" /></a></div>
<div style="color: #222222; font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;"><br /></span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, 'Times New Roman', serif;">Te concedo un minuto.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Un minuto para resumir tu deseo, </span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">para dibujar con palabras lo que quieres de m<span style="line-height: 18.200000762939453px;">í</span>.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Te concedo solo un minuto.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Un minuto para que puedas desparramar tu alma y hacer resbalar tu emoci<span style="line-height: 18.200000762939453px;">ó</span>n.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Un minuto, no es mucho, lo sé. Pero en este <i>tic tac</i> del reloj </span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">te permito quitarme las cuerdas que me atan a la incredulidad.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Te dejo que me digas que puedo dejarme llevar, </span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">que puedo dejar que el amor me sature y me invada.</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;"><br /></span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">En cambio, vida m<span style="line-height: 18.200000762939453px;">í</span>a, si no puedes dibujar tus sentimientos, </span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">ni desparramar tu alma, ni liberarme de la incredulidad...</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Si no puedes saturarme de amor, entonces nada... </span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">Me veré obligada a concederte toda mi vida para que alg<span style="line-height: 18.200000762939453px;">ú</span>n d<span style="line-height: 18.200000762939453px;">í</span>a,</span></div>
<div style="font-size: small;">
<span style="font-family: Georgia, Times New Roman, serif;">en cualquier momento, tengas un minuto para m<span style="line-height: 18.200000762939453px;">í</span>.</span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-52686217898849680292014-02-06T14:05:00.001+01:002014-02-06T14:15:04.444+01:00EL DESENFOQUE DE TU AUSENCIA<a href="http://4.bp.blogspot.com/-fGbY5zuGAZ4/UvOHOsXLe3I/AAAAAAAAA70/bQQD4FoUHLw/s1600/2014-01-09+16.50.52.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://4.bp.blogspot.com/-fGbY5zuGAZ4/UvOHOsXLe3I/AAAAAAAAA70/bQQD4FoUHLw/s1600/2014-01-09+16.50.52.jpg" height="258" width="320" /></a><br />
<div style="text-align: justify;">
No siento nada: ni hambre, ni sed, ni sueño. No sé qué hora es ni en qué día estoy. A mi alrededor todo fluye como fluyen las olas del mar empujadas por la mano de nadie. Todo gira como giran las veletas cansadas de estar siempre en el mismo lugar, sintiendo el mismo viento que pasa de largo y que regresa de nuevo convertido en una réplica de sí mismo, pero más frío, mucho más frío.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Solo respiro; respiro con la certeza de estar haciéndolo, esforzándome por capturar todo el aire que me rodea, concentrándome para dejarlo salir despacio, vaciando mi cuerpo y despejando mi alma. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El corazón late, late fuerte, lo siento en el estómago, vacío de alimento y preocupaciones. Me cuesta definir lo que me pasa por la mente porque pasa demasiado deprisa como para poder atraparlo y enjaularlo en algún rincón de mi memoria para después poder expresarlo con pinceladas de pasión.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No necesito absolutamente nada. Podría quedarme así por un tiempo eterno, un tiempo que destrozase las manillas del reloj y las clavase en cualquier ángulo olvidado del universo. Pero entonces viene, llega sin avisar, es una claridad que me ciega por unos segundos para devolverme a la oscuridad de los días de sol. Es en esos momentos cuando -créeme- todo lo que no sentía, no veía y no padecía se abalanza sobre mí rompiéndome los huesos más blandos del corazón. Me aplasta los sentidos y, bañada en melaconlía, percibo nítidamente el desenfoque de tu ausencia.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-15867091712249940142013-12-11T14:25:00.000+01:002013-12-11T14:28:49.158+01:00En el presente de las posibilidades infinitas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://2.bp.blogspot.com/-7POLEEHx8Xg/UqhmqyvmVdI/AAAAAAAAA5M/ZX8AM0u1F6g/s1600/blog.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="264" src="http://2.bp.blogspot.com/-7POLEEHx8Xg/UqhmqyvmVdI/AAAAAAAAA5M/ZX8AM0u1F6g/s320/blog.jpg" width="320" /></a></div>
Y el pasado me perseguía rezagado preguntándome si mis miedos aún seguían conmigo. Llegaba jadeante y yo no supe qué decirle. Torpemente insistió frunciendo el ceño y como lo vi tan agitado le dije la verdad: el miedo no sabe perder y mis miedos se habían cansado de soportar demasiadas derrotas. Al final no pudieron hacer otra cosa que rendirse y alejarse de mí.<br />
<br />
El pasado relajó su expresión y me confesó que él también se marchaba, que había venido a asegurarse de que ninguna mala experiencia me hubiera vuelto incapaz.<br />
<br />
Yo le sonreí afectuosa y le dije que todas las experiencias me habían perfilado pero que las cicatrices de las que fueron malas ya estaban cerradas, que en ningún caso me habían hecho recaer ni lamentarme por lo que pudo ser. Parecía no necesitar más explicaciones porque sin tan siquiera haber terminado de hablar me dio la espalda y se fue por donde había venido, rebobinando el tiempo y cubriéndose con el manto de la resignación. Todo esto en un instante tan breve que sentí que mi presente se tambaleaba sin posibilidad de apoyarse en mi pasado. Aun sabiendo que se había ido grité con todas mis fuerzas y cuando estaba a punto de caer en picado algo tiró de mí con fuerza: era mi futuro cansado de mirarme y ver tan sólo mi espalda. -Por fin te veo de frente. Las garras del pasado ya se han ido así que te aconsejo que te agarres a mí y no te sueltes-. Yo entrecerré los ojos y le advertí que me dejara en paz. El futuro levantó las cejas exageradamente y se adelantó con impaciencia.<br />
<br />
Me senté en un terreno firme donde nada estaba escrito, donde podía hacer lo que quisiera, empezar cualquier aventura o crear cientos de historias. Miré a ambos lados y no pude ver nada. A mi izquierda se veía un camino desgastado y a mi derecha un halo de incertidumbre que encerraba quién sabe qué. Permanecí sentada pensando que allí se estaba bien. No tenía que volver a tomar el camino de la izquierda y el de la derecha era una dimensión inaccesible. Así que sin tener muchas más opciones decidí seguir adelante por el camino firme y transitable donde me hallaba, era el presente sonriendo porque por fin alguien de vez en cuando se aferraba a él y no iba despistándose entre el pasado y el futuro.<br />
<br />
Mirando a mi alrededor me alegré de estar donde estaba en ese preciso instante, sin miedos pasados y sin incertidumbres futuras. Justo allí, en el presente de las posibilidades infinitas.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-9352675252732811552013-12-07T15:47:00.000+01:002013-12-09T13:59:40.585+01:00Contrato vital indefinido<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-WQ4w_VRmpa8/UqW9lY5e9zI/AAAAAAAAA4w/lGPvVlaiV_4/s1600/IMG-20131208-WA0008l.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img alt="" border="0" height="253" src="http://4.bp.blogspot.com/-WQ4w_VRmpa8/UqW9lY5e9zI/AAAAAAAAA4w/lGPvVlaiV_4/s320/IMG-20131208-WA0008l.jpg" title="ContratoVitalIndefinido #SECK" width="320" /></a></div>
Los veía andar muy despacio, no les podía perturbar nada. Iban de la mano, esas manos que se habían entrelazado tantas, tantísimas veces. Eran las mismas manos de treinta años atrás, solo que más frágiles y sabias. A ella siempre le había dado mucha ternura ver a parejas de ancianos que después de tantos años seguían caminando de la mano y cuidándose quizás más de lo que lo hicieron en su juventud.<br />
<br />
<br />
La vejez siempre le rondaba la mente. No en un sentido trágico ni relacionado con la muerte sino más bien como certeza de la juventud. La vejez en sí misma y paradójicamente implica juventud. Refleja el pasado, los recuerdos, las victorias y aprendizajes. Lo que pasó y lo que todavía se lleva a la espalda. La mayoría de las personas cuando ven a un anciano piensan en el final de la vida, en la ausencia -por fin- de responsabilidades, quizás en una mujer que ya no tiene o en unos hijos y nietos que le esperan al volver a casa. A nuestra protagonista, sin embargo, le pasaba todo lo contrario: ella veía su juventud. Veía a la persona detrás de las arrugas y de los cabellos canos. Veía al chico inseguro conduciendo por primera vez, al hijo mimado por su madre, al joven que ideó mil historias para conquistar a una chica, al que se partió los cuernos estudiando una carrera que ni siquiera le gustaba, al que se bebía los libros y pasaba las noches en vela, al amigo que siempre alegraba las fiestas, al chico que daba buenos consejos o quizás al muchacho tímido que nunca le dio un empujón a sus deseos.<br />
<br />
La pareja de ancianos se había parado a descansar en el banco que se encontraba frente al de ella en aquella plaza fría y brillante, llena de adornos navideños y ruido de bolsas que contenían las ilusiones materiales de tanta gente. La mujer tenía los ojos iluminados a juego con las luces que embellecían la plaza. Los dos miraban la pantalla de un móvil y reían como críos. Él hablaba de lo increíblemente rápido que pasaban los años y ella se maravillaba de la ropa que llevaba por aquel entonces: - ¡Mira qué piernas! - murmuraba con un gesto que andaba entre la pena y el orgullo. Ella seguía mirándolos y empezó a sentir el dolor que comienza justo detrás de los ojos cuando van a dejar paso a las lágrimas. La mujer levantó la vista del móvil y se topó con la de ella. Parecía que le estaba leyendo el pensamiento o quizás, en un gesto telepático, quería comunicarle algo. Le sonrió y ella, con lágrimas en los ojos, le devolvió la sonrisa.<br />
<br />
Aquella noche no pudo dormir. No hacía más que darle vueltas a la inmortalidad que impregna cada una de las fotografías que nos hacemos a lo largo de la vida. Una inmortalidad que de nada sirve sino para recordarnos lo que fuimos, para regalarnos en un único fotograma una realidad compleja y en tres dimensiones. Nos trae otra época, amigos, celebraciones, nacimientos, viajes, despedidas, fiestas, abriles primaverales y octubres otoñales siempre tristes.<br />
<br />
El querer permanecer, sea de la forma que sea, forma parte del ser humano. No queremos ser despedidos del trabajo de la vida. Sabemos que es inevitable, que así termina el contrato y por eso tenemos la necesidad de dejar trocitos de nosotros atrás: fotos, escritos, costumbres, frases... Algo por lo que ser recordados, algo que no nos lleve al olvido completo, un legado, hilos que nos cosan a esta vida y que no se rompan con la muerte.<br />
<br />
Con el sol de diciembre en la cara y la soledad metida en los huesos sacó su teléfono y fotografió su mano izquierda. No para compararla con la misma dentro de veinte años sino para inmortalizar la esperanza de que algún día ya no estaría sola, de que algún día llevaría el peso de los años entrelazando sus dedos con los de otra persona.Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-62447555948632637092013-09-18T02:26:00.000+02:002013-09-18T11:45:52.710+02:00Pactando con el viento<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-RJRiCstkx6o/Ujjx1g43t1I/AAAAAAAAAy0/1Kb585NmrjI/s1600/vientoblog.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-RJRiCstkx6o/Ujjx1g43t1I/AAAAAAAAAy0/1Kb585NmrjI/s1600/vientoblog.jpg" width="267" /></a></div>
<div style="text-align: justify;">
Mirando a través de la ventana del salón los árboles parecían querer huir de un destino que ya era inevitable. Los más altos forzaban tambaleos como si quisieran ser arrancados de raíz; sin embargo, los más pequeños, con el tímido movimiento de sus ramas, saludaban al viento con mayor elegancia.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Yo miraba el espectáculo por la ventana y pensaba en el viento. El viento estaba en mi universo de "<i>cosas que no soporto</i>". Pero, como pasa con casi todo, existen dos fenómenos o dos caracteres distintos en un mismo estado de cosas, esto es: la dualidad. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La dualidad del viento no es baladí. Casi todos coincidimos en que el viento en sí mismo es molesto. Y si además lo acompañamos de otro fenómeno atmosférico como la lluvia ya se convierte en insoportable. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
De un salto me levanté del sofá y pensé en salir a la calle. Decisiones que, no sabiendo muy bien si nos apetecen, las tomamos sin titubear lo más mínimo. Botas, chaqueta, llaves y lista. Huía del confort de casa y me preguntaba por qué en ocasiones elegíamos vivir situaciones que no nos apetecían (ya no estaba pensando solo en salir a la calle para que el viento jugara conmigo con la misma gracia con la que azotaba los árboles. Mi mente se había trasladado a las cosas en general). </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Por qué nos ponemos en la cuerda floja?, ¿por qué nos zambullimos en situaciones de riesgo?, ¿significa esto que no tenemos cuidado de nosotros mismos? Si abandonamos nuestra zona de confort a posta, ¿queremos de verdad pasarlo mal? Muchas veces me había encontrado tomando la elección difícil, la que da miedo... ¿Por qué? No creo que lo haga por masoquismo ni como forma de castigo; Creo que simplemente adoro el movimiento. Adoro lo que no sé cómo funciona, lo que me sorprende: las cosas que vienen por la izquierda cuando estás esperando que aparezcan por la derecha. Es como cuando quedas con alguien y crees adivinar por dónde vendrá y distraída te asustan desde el otro lado que no consideraste.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Los puntos de giro son las ruedas que dan movimiento al motor de nuestra vida. Sin ellos seríamos seres estáticos, inmutables, fijos... seguros. La seguridad me asusta. La rutina y el saber por adelantado de qué va la película. El horario de un trabajo de oficina que te entumece las piernas y el alma. El camino recto y las pautas a seguir. Lo políticamente correcto y las instrucciones de montaje. Creo que es por eso por lo que elijo los caminos rocosos y evito los llanos. Porque cuando llegas al final de ese camino lleno de obstáculos e incomodidades, lo que te espera va a tener el sabor del helado que más te gusta, el calor de una chimenea en invierno, el color del cielo atardeciendo cuando el mar engulle al sol y el sonido de esa canción que te pone la piel de gallina. Sólo por esa sensación vale la pena hasta la última cicatriz que has acumulado a fuerza de caer una y otra vez. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la calle olía a tierra mojada y el viento dibujaba enredos en mi pelo. Miré al cielo mientras una nube destapaba el sol y me prestaba un poco de su calidez. Fue entonces cuando caí en la cuenta de la dualidad del viento: es desagradable, desapacible... -como tantas situaciones que nos abofetean con sus manos cargadas de experiencia- pero es enérgico: nos empuja a seguir, nos mueve por fuera y por dentro. Sin él, las nubes no serían más que una masa gaseosa de hierro que no nos dejaría ver ni sentir el sol. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Me quedé muy quieta sintiendo cómo el sol templaba mis nervios. Me concentré en mis preocupaciones y se las expuse al viento para que se las llevara. Y fue así, como en una tarde cualquiera del mes de septiembre, me reconcilié para siempre con el viento. </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-7708898364699951592013-08-05T00:13:00.002+02:002013-08-05T00:13:56.322+02:00Tan callando<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/-30s_DppHd7o/Uf7ROBImzSI/AAAAAAAAAwk/ZgQZuGwTwvI/s1600/IMG-20130603-WA0006.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-30s_DppHd7o/Uf7ROBImzSI/AAAAAAAAAwk/ZgQZuGwTwvI/s1600/IMG-20130603-WA0006.jpg" height="320" width="240" /></a></div>
La sensación que le invadía en esa etapa de su vida estaba ya escrita en una canción que decía: "<i>Y encuentro mil lugares donde irme pero ningún lugar donde quedarme</i>". Viéndolo con el filtro positivo sabía que era un aprendizaje sin escudo, sin protecciones ni barreras. Pero los filtros son sumamente frágiles y en cualquier tropiezo te encuentras con otra realidad llena de obstáculos, miedos e imposibilidades. ¿El vaso medio lleno o medio vacío?, ¿la luz al final del túnel? Él no quería eso. No entendía por qué tenía que decidir. Él quería el vaso lleno y una carretera sin túneles. No era tanto pedir.<br />
<br />
El tema recurrente en su cabeza era la falta de esperanza. No saber porqué se escogió el camino que giraba su rumbo hacia la izquierda y se despreció el que tomaba la curva hacia la derecha. Lo había hablado a veces con los demás: -¿Para qué todo esto?, ¿qué más hace falta?- preguntó en un momento de desesperación. -Fíjate un objetivo. Todos tenemos una meta, encuéntrala y ve hacia ella- le respondió uno. En otro momento de oscuridad buscó también respuestas en los que más saben porque más vivieron: -¿Qué harías tú?- preguntó. - Haz una lista de luces y sombras. Recuerda que en la zona de sombras están las limitaciones, miedos que te impiden moverte hacia esa opción; ahí te puedes explayar- le respondió otra.<br />
<br />
En los momentos de decisiones importantes, decisiones que pueden marcar un cambio que se quede con nosotros como una honda cicatriz que no se va a borrar por mucho que pase el tiempo, hay que tomar aire, hay que pararse -él nunca se paraba- y si hay que hacer una lista de pros y contras se hace. Pero también suele pasar una cosa. Esta lista, la que nos va a hacer ver todo mucho más claro, ya está hecha. En lo más profundo de nosotros sabemos. Lo sabemos. Nos hacemos los tontos porque es parte del trato que tenemos con nosotros mismos. Es -por así decirlo- un gesto de protección que tenemos para con nosotros.<br />
<br />
No hizo ninguna lista. Las luces eran evidentes y las sombras le tenían tan eclipsado que podía enumerarlas de una en una. La única solución la tenía el tiempo, que pasa como pasa la vida: <i>"tan callando"</i>. Y el tiempo es un tramposo que hace lo que quiere. Se dilata o se contrae a su antojo, sin piedad ni pudor, ni siquiera repara en los daños que puede ocasionar en las ilusiones de los que están dentro de su manto. El tiempo fue el que hizo eterno el dolor de la pérdida, el tiempo hizo volar sus mejores momentos, el tiempo se apoderó de sus años y de sus ilusiones. El tiempo le hizo infinita la distancia. El tiempo parecía no estar de su parte.<br />
<br />
Al final, cuando todo el terremoto de emociones cesó, cuando la avalancha de dudas decidió frenar y la tormenta de miedos dio paso al sol llegó al final de su camino. Allí, junto a unos arbustos, encontró una nota en el suelo que decía: "Ya has llegado. Ahora respira tranquilo. Ahora hay calma y sosiego. Ahora puedes encontrar todas las respuestas porque es ahora cuando las tienes al descubierto, como cartas volteadas en una partida de Póquer. Un problema de dos ecuaciones no tiene solución si te presentan una sola. No es que el tiempo no estuviera de tu parte, eras tú el que no estabas de parte del tiempo". Él sonrió con sus ojos llenos de vasos llenos y carreteras despejadas. Pensó en ella y supo que por fin había aprendido a volar.<br />
<br />
<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-9115435115130037322012-12-10T15:27:00.000+01:002012-12-10T15:28:24.028+01:00Lo que ya fue<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<table cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="float: left; margin-right: 1em; text-align: left;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="http://3.bp.blogspot.com/-3TsKNvKNI7E/UMXwkeAq_XI/AAAAAAAAAsc/lQrGHQcTa6I/s1600/lo+que+ya+fue.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; margin-bottom: 1em; margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" src="http://3.bp.blogspot.com/-3TsKNvKNI7E/UMXwkeAq_XI/AAAAAAAAAsc/lQrGHQcTa6I/s1600/lo+que+ya+fue.jpg" height="222" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Para ti, porque tu amistad fue amor a primera vista.</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
No es que piense
mucho en lo que fue. De cuando en cuando me encuentro perdida en ese mundo paralelo,
ese mundo que no viviré porque sencillamente mis pasos han ido tomando un rumbo
marcado por otras experiencias, otras indicaciones, otros letreros luminosos…</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Las huellas que he dejado no pueden
borrarse y tampoco volveré sobre ellas para cambiar el trayecto de mi camino,
no porque no pueda, sino porque sería demasiado complicado: una maraña de pisadas
en una playa que ya he recorrido y que solo me causaría confusión. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>¿Cómo virar el rumbo que me he
impuesto casi de manera arbitraria? ¿Cómo ser A si siempre he sido B? Los
cambios que se sufren interiormente se reflejan siempre –para bien o para mal-
en el exterior, pero nunca al revés. Podría engañarme y empezar a actuar de una
manera extraña –no por resultar rara sino por no ser MI manera habitual de
actuar- pero solo estaría sonriendo frente a un espejo que ya no refleja mi
imagen sino un engaño maquillado. Sería como añadirle a unas gafas un filtro
azul para poder ver verde el sol. Si nadie, ni siquiera yo, me quita las gafas,
viviría feliz, con una realidad creada y creída por mí. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Pero no estamos solos y lo sé.
Cuando menos me lo espere las gafas caerán y volveré a ver la realidad con el
color que siempre ha tenido, una realidad sin filtros. Y aunque sea consciente
de que siempre había sido así, estaré tan acostumbrada a mi mundo verde que
todo perderá sentido. Y es entonces cuando las lágrimas de la lucidez me
resbalarán por los pómulos y descenderán hasta rasparme el cuello con su dolor
líquido, y miraré a mi alrededor buscando otros asideros que me proporcionen
esa seguridad que ya no es verde pero que tanto necesito. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Yo siempre te he deseado lo mejor:
un mundo que supiera entender tus peculiaridades y que te regalara ese amor
blanco que tú más que nadie necesitas. Un mundo sin complicaciones, con
soluciones sencillas, un mundo lleno de ecuaciones de una sola incógnita. Te
repito que siempre te he deseado lo mejor, aun cuando te dejé a un lado y no
tuviste más remedio que sacarme de ese mundo que habías construido para los
dos. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
No sabría qué decirte si te
encontrara un día de frente. No sabría si saludarte o no. Aunque es cierto que
siempre he pensado que quien sale jodido –o más jodido- de una relación tiene
el poder de decidir cómo se actúa en ese tipo de situaciones, así que no sería
yo la que tomara la iniciativa: es toda tuya. Y créeme que no sé muy bien por qué,
después de este tiempo, estoy dando vueltas por esa playa que ya no sólo tiene
huellas de ida sino que en ella pueden leerse también tímidas huellas que
decidieron retroceder sólo para poder comprenderlo todo un poco mejor, para no
caer en la tristeza de lo que ya fue, para saber que sus compañeras –las
huellas de la ida- se sienten orgullosas de estar marcando el camino que marcan
y no otro. Y ahora estoy feliz, porque cuando tuve que regresar para reafirmar
el camino tomado, sólo vi aciertos. Todas mis huellas habían superado el examen
con sobresaliente y no pude parar de sonreir durante días, días que fueron semanas
y semanas que fueron meses.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 150%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Y de verdad que no sé muy bien el
porqué de todo esto… es solo que ayer, al desearte un feliz cumpleaños, mis
dedos teclearon “muchas facilidades” en lugar de “muchas felicidades” y al darme
cuenta del error no hice nada por subsanarlo. Pensé que –en definitiva- así
estaba bien.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-23690553652855582672012-11-14T13:20:00.000+01:002012-11-14T13:20:04.526+01:00La Materia Gris del Corazón - Último capítulo<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-0GYa9XLJ0L0/UKOMSkNWcSI/AAAAAAAAAr0/SSYC_-S7qI4/s1600/nueve.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://4.bp.blogspot.com/-0GYa9XLJ0L0/UKOMSkNWcSI/AAAAAAAAAr0/SSYC_-S7qI4/s200/nueve.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
Supongo que
esperáis un final. Al menos un "a continuación"... pero lo siento, no
puedo daros algo que no está en mi mano; quiero decir que prácticamente desde
el comienzo de mi historia habéis sabido que finalmente ella y yo tomábamos
rumbos diversos. Me gustaría, de verdad, deciros que ella me vio en aquella
sala y vino corriendo hacia mí como si de una película de Anne Hathaway se
tratase, pero la realidad no siempre supera a la ficción,<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>y después de todo no me quejo de los finales
que se alejan del "Happy Ending" que siempre esperamos en lo mas
profundo de nuestro ser. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Deseamos un final feliz para todas
las historias porque si las cosas terminan bien en la vida de otro, ¿por qué no
lo harán en la nuestra? Necesitamos creer que existen estos finales para no
perder la fe en nuestro posible final feliz, el que esperamos a cada paso que
damos en nuestro camino.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Os ofrezco una alternativa: imaginad
vuestro final, aunque sea un final digamos a corto plazo o provisional. Ese
final, vuestro final, no solo os dará libertad, sino que nos estaréis liberando
también a nosotros de sufrir un "a continuación..." que se queda
cerrado, un "a continuación" que no deja puertas abiertas, que nos
encierra inevitablemente en uno de esos vagones de tren de los que no podemos
escapar.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Siempre me ha gustado más el
desarrollo - con sus comas y sus puntos y aparte- que el maldito fin con su
obligado punto final. Hay que disfrutar del durante porque es donde todo tiene
sentido, el durante es cambiante y nos hace sentirnos vivos, el durante es el
único tiempo que existe aquí y ahora. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ella me hizo sentirme plenamente
vivo, y por eso no quiero castigar nuestra historia con un final; porque los
sentimientos no tienen fin. ¿Cómo van a tenerlo si son un continuo nudo incapaz
de llegar a un desenlace?<span style="mso-spacerun: yes;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Después de todo, el motor que ha
hecho posible esta historia fue desde el principio la melancolía. “La
melancolía es la felicidad de estar triste”… Esta tristeza feliz me hace, de
cuando en cuando, perder la vista, el oído, el gusto, el olfato y el tacto. <span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Cuando pierdo mis sentidos es cuando
puedo apreciar a un nivel máximo esta profunda tristeza; allí, en ese estado
soy indestructible. Me siento como esos brujos que están destinados a morir en
la hoguera pero no tienen miedo, no tienen deudas que pagar ni tampoco ganas de
luchar contra lo que les espera. No me importa ganar o perder, no me importa
porque tanto la victoria como la derrota me hablan de vida. Se gana o se pierde
cuando te juegas algo. Hay que jugársela, sin miedo; porque de todas formas, en
las historias de amor no hay ganadores o perdedores, normalmente se llega a una
derrota compartida, una mitad la carga uno y la otra mitad se la queda el otro.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Absorto, lejos de mis sentidos,
estoy con ella, estoy en nuestra historia, estoy sin estar, y en esta dualidad
soy yo mismo, yo mismo viviendo con un corazón, que valiente o cobarde, no ha
aprendido a olvidarla, no porque no pueda, sino porque nunca ha querido.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-73440451262040011092012-11-13T13:09:00.002+01:002012-11-13T13:29:05.241+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo VIII<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-J3b92gsKkes/UKI4WSVBFiI/AAAAAAAAArk/qk0NxcEpMjc/s1600/ocho.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="194" src="http://1.bp.blogspot.com/-J3b92gsKkes/UKI4WSVBFiI/AAAAAAAAArk/qk0NxcEpMjc/s200/ocho.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
Al igual que las
indicaciones en las autovías nos van facilitando el viaje, yo llevaba un tiempo
sabiendo que el viaje, el nuestro, estaba llegando a su fin. Veríamos un cartel
que nos avisaría: “Fin a 15 km”. Y así, intentando no darnos cuenta,
acabaríamos aplastados por el pisar del freno, consumidos con la reducción de
marchas, rematados al echar el freno de mano y completamente exhaustos con el
apagón del motor.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Julia tomaba el café con unas gotas
de leche y sin azúcar. Cuando el café está demasiado caliente podemos añadirle
leche fría. Aunque la cantidad de leche sea prácticamente insignificante el
café perderá el calor de inmediato. Sin embargo, un café frío no se calentará
con un poco de leche caliente. Ella fue abandonándome sin pretenderlo. Yo lo
aceptaba al igual que había aceptado su atención cuando nos habíamos conocido.
Siempre he estado preparado para recibir lo bueno y, por ende, lo malo. No creo
ser merecedor únicamente de cosas buenas y al igual que llegan los momentos de
diversión, goce, pasión y felicidad, contamos con la presencia de los momentos
de tristeza, impotencia, injusticia y ausencia.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El final era andar a pasitos cortos,
inseguros, desconfiados y aburridos. No la había dejado de querer ni un solo
momento desde el día en el que la encontré necesitada de mi mundo. Un amor
necesitado es siempre un error. El “yo te necesito” implica siempre un “algún
día necesitaré otra cosa”. Se puede aplicar a casi todo. La sociedad va creando
en nosotros más y más necesidades, falsas necesidades. Yo la necesitaba pero no
puntualmente, como podía necesitar desconectar o viajar durante algún tiempo.
Yo la necesitaba como necesitaba respirar, como necesitaba beber… la necesitaba
como condición para no ir muriendo poco a poco. Claro que, si después de cinco
años sin ella seguía vivo, mi teoría de la necesidad perdía todo su sentido. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Quedaron pocas llamadas, pocas
fotografías, pocos regalos, y demasiado vacío. Un vacío lleno de soledad mal
soportada, de días desperdiciados, de dudas no resueltas. El tiempo, el tópico
menos tópico que existe, fue alejando todo, reduciéndolo a un cajón desastre
guardado en algún altillo de nuestra memoria. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Entré en la sala nervioso. Sin saber
el motivo real que me había movido a asistir. Quería verla, por supuesto, pero
el porqué se me escapaba. Retroceder, recordar, recaer son algunos lastres
innatos en el hombre. Tropezamos y volvemos a tropezar incluso sin piedras de
por medio. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ella estaba sentada en la mesa
principal con sus compañeros, estaba distraída y esta vez no elegí un sitio
cercano a ella. Busqué el punto opuesto, ese que pasa desapercibido, y me
senté. Yo no podía desdibujar la sonrisa que tenía pintada en la cara mientras
la observaba moverse, gesticular, bromear con los demás. La intensidad de la
luz se atenuó un poco, como cuando comienza una película en el cine. Agradecí
el gesto y me dispuse a disfrutar del espectáculo.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>—A veces pienso que somos personas
valientes que tenemos que vivir con un corazón cobarde, y no al revés —comenzó
su discurso. Venían a mi mente tantos momentos, tantas conversaciones
desmigando conceptos con ella, tanta vida pasada que ahora se actualizaba a
pasos agigantados. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La miraba a los ojos aun estando
lejos de ella. La miraba fijamente sin dejar que se me escapara ninguna de sus
palabras. ¿Por qué las cosas son tan complicadas? O<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>mejor dicho: ¿por qué las hacemos nosotros
tan complicadas? Lo que funciona no necesita ser arreglado pero sí necesita un
control de vez en cuando para prevenir posibles desgastes o<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>piezas en mal estado. Pero nuestro concepto
de la vida, el de ella y el mío, defendía la idea de que “lo que se usa se
acaba desgastando”. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El desgaste no es negativo, deja ver
que se ha disfrutado de algo, que se le ha sacado partido, que ha formado parte
de nosotros, que nos ha acompañado en una etapa de nuestro camino errante por
esta vida que inevitablemente termina algún día. ¿Cómo no van a terminar cosas
tan pequeñas como una relación si lo más grande y aquello que envuelve todo-
que es la vida- termina sin posibilidad de un plan b?</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Las luces tomaron la intensidad
inicial y los asistentes comenzaron a levantarse. Yo decidí hacer lo contrario
de la primera vez que nos encontramos en una situación similar y me quedé
sentado. Ella y el resto de ponentes recogían sus cosas y se felicitaban unos a
otros: prácticas educadas que se realizan la mayoría de las veces casi por
inercia.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-38441252167004896402012-11-12T18:40:00.000+01:002012-11-12T18:40:07.400+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo VII<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-mDNapSHeaRI/UKE0U4hVRiI/AAAAAAAAArU/BShn0vss31w/s1600/siete.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://4.bp.blogspot.com/-mDNapSHeaRI/UKE0U4hVRiI/AAAAAAAAArU/BShn0vss31w/s200/siete.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
El clima y el
ánimo están estrechamente unidos. Si me levanto y veo que en la calle brilla el
sol se me pega un poco de ese brillo y me siento más fuerte. En cambio, si el
día amanece nublado o lluvioso me vuelvo inapetente. Para mí, el final de
nuestra historia fue un fuerte vendaval que golpeaba la lluvia que caía
torrencialmente tornando imposible el hecho de no mojarse aun estando bajo el
paraguas. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Recuerdo una vez, al principio del
verano, que Julia se enfadó conmigo porque a la hora de elegir el vino para la
cena escogí un vino tinto y no uno blanco. —Pero el tinto también te gusta,
¿no? —me defendí. —Pero me gusta más el blanco y lo sabes. Actuaba como quien
busca desesperadamente un motivo por el que enfadarse, una excusa para añadir
un poco de frustración a su vida. —No creo que sea para tanto, Julia… —. Ella
me miró intensamente pero no fue una mirada prolongada. Se secó las manos en el
trapo de la cocina, cogió su bolso y se fue. Estamos hartos de oír hablar de lo
difíciles que son las mujeres, de que no hay quien las entienda y todo ese
manido discurso que llena las bocas de tantos hombres. Yo me quedé sintiendo
una especie de culpa por no haber hecho nada malo. ¿De verdad alguien puede
estropear una cena porque el vino elegido no es el que más le apetecía?, ¿la
llamaba o la mandaba a tomar viento fresco y me daba el homenaje yo solo? Dejé
de pensar y pasé a la acción. Ella era libre de hacer lo que quisiera, faltaría
más, pero yo también lo era, así que descorché la botella de vino tinto y
comencé a beber mientras esperaba que terminara de cocerse la pasta. Las
almejas estaban listas en la sartén para condimentar unos espaguetis que
echarían de menos una bonita cena para dos. Se tendrían que conformar conmigo,
después de todo era mi plato favorito. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Rellené de nuevo mi copa y ya sentía
la presión que deja el vino en la cabeza cuando se bebe con el estómago vacío.
Un portazo me sobresaltó. Julia entró en la cocina con una botella de vino
blanco en la mano y una seriedad extraña. Yo no sabía exactamente en qué punto
estábamos. —La vida son dos días —dijo— Sé que podría haberme conformado con el
vino tinto, pero para dos días que tengo ¿por qué no tener lo que quiero si
puedo conseguirlo? —. No sabía si tomármelo a mal, a bien o a me daba igual. Le
pasé el sacacorchos y con una velocidad digna de récord se sirvió una abundante
copa de vino blanco. —Eres una caprichosa —le dije— haces que tu ánimo cambie
por cosas tan nimias que no te das cuenta de que ahí no reside lo importante—.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Ella bebió y se pasó la lengua por los
labios. —Lo importante para ti no es lo mismo que para mí —. Sacó del bolsillo
de su pantalón un sobre, un sobre donde ponía mi nombre: “Para Ignacio Medina”.
Yo no sabía qué era todo aquel teatro que estaba siendo representado sin mi
consentimiento y que además me había elegido a mí como protagonista. Julia
sonreía y seguía bebiendo. Abrí el sobre como quien abre un paquete gigante
envuelto en papel dorado y con un gran lazo rojo; de esos paquetes que sabes
que contendrán algo que deseas desde hace tiempo. Saqué dos cartulinas
rectangulares y rígidas; en una estaba mi nombre y en la otra el de ella. — ¿Me
estás invitando a acompañarte al próximo congreso que tienes en… —releí la
invitación porque no había visto el lugar de celebración— en Roma? —. Ella dejó
la copa en la encimera y se acercó a mí. —Mira, ya sé que es pronto, que quizás
no te apetezca, que tengas otros planes para esas fechas… Si no quieres venir
es tan sencillo como… — ella no iba a parar de hablar y yo, para cortar su
respuesta, seguramente sarcástica, hice lo que ya una vez me había funcionado
con ella: la besé; pero esta vez no me di cuenta de la intensidad, la precisión
o la magnitud del beso. Esta vez todo era distinto. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Mi mente descartó toda esa
información porque era imposible materializar en palabras todo lo que se había
desencadenado en ese momento. El camino estaba tomado y a ella —que no le
gustaba pensar que toda elección implica un rechazo— se le concedió la
oportunidad de que en esta ocasión fuera otro el que tomase un camino y no el
otro.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-30693479211116716022012-11-11T22:02:00.000+01:002012-11-11T22:02:45.698+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo VI<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-ZHvYrqe04iQ/UKAR2lloJ1I/AAAAAAAAAp4/NJpOEhtZE4I/s1600/seis.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://1.bp.blogspot.com/-ZHvYrqe04iQ/UKAR2lloJ1I/AAAAAAAAAp4/NJpOEhtZE4I/s200/seis.jpg" width="200" /></a>Qué situación
tan increíble, en serio, mi día a día se veía asediado por esa melancolía del
presente que antes he intentado explicar. Julia siguió: —Ese día era importante
para mí. Cuando desperté y me llamaron para sustituir al Doctor Segura tuve que
hacer todo con las prisas cortándome la respiración. No estaba preocupada
porque era una charla que conocía prácticamente de memoria y la verdad es que
el pánico escénico no lo he sufrido en mi vida. Pero cuando salí de casa y
entré en el metro empecé a marearme, me apoyé en la pared y había un pequeño
tornillo que sobresalía y que quiso destrozarme las medias. Sabía que no me
desmayaría pero notaba mi tensión por los suelos y un sudor frío que me
recorría toda la espalda. Recordarás que me agarré a ti y me senté en el sitio
en el que tú tenías pensado sentarte, ¿no? </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Yo la escuchaba como quien está
escuchando una historia desconocida, una historia que no le compete. —Bueno, yo
recuerdo que prácticamente me apartaste… — Ella lanzó una sonrisa con aires de
superioridad. —Me estaba sujetando a lo primero que vi. Tú fuiste lo primero
que vi, Nacho. —Sonreía guiñando un poco los ojos. Continuó: —Después me sentí
estúpida pero no iba a compartir con un extraño lo que me estaba pasando, no
confío demasiado en la bondad de la gente y tampoco me gusta dar explicaciones
—. Él sintió ternura, una ternura infinita por aquella mujer y por su afán de
luchar en un mundo cruel sin aceptar la ayuda de nadie. —Bueno —avanzó—,
después cuando comencé la charla y vi que alguien se levantaba me sentí
humillada. Sé que no es algo personal pero no sabes lo que mina el ánimo de un
profesor que un alumno no le dé ni la posibilidad de atrapar su atención. No me
habías dado ni cinco minutos de gracia, pero claro, cuando te giraste y me di
cuenta que eras el chico del metro sólo quería que me tragara la tierra.
Parecía como si el día me tuviera deparado desde por la mañana una batalla
contra ti sin hacérmelo saber. Yo también tenía esa sensación de “guerra” a la
que aludiste acto seguido, ¿sabes? Acorté la ponencia todo lo que pude,
resumiendo los aspectos básicos y prometiendo pasar el material por e-mail a
los asistentes. Salí del salón de actos como quien corre hacia la estación de
tren aun sabiendo que no llegará a tiempo. Giré un pasillo y te vi fuera, al
sol, recostado en la pared, mirando sin mirar y me parecía como si te conociera
desde siempre. Necesitaba sentirme apoyada, alguien que me dijera “cálmate, no
pasa nada, todo va bien”. Tú eras el único que podías hacer ese trabajo porque
eras el único que me conocía sin conocerme —Carraspeó y entrecerró los ojos
como queriendo enfocar sus pensamientos. —Cuando nos abrazamos me sentí como si
yo no fuera yo; en ese instante yo era otra persona, en otro lugar, en otra época
y con otra vida. Quería que lo supieras para que veas cómo un gesto sin
importancia puede cambiar la vida de otro, cambiar para mejorarla. Tú me
mejoras y quiero que lo sepas, y que sepas lo importante que eres para mí —. Mi
mente iba a mil por hora, quería decirle un millón de cosas: todo lo que ella
me provocaba, cuánto me gustaba su actitud ante la vida, cómo me embelesaba con
sus palabras, la fuerza que tenía su mirada… Que era ella la que me había
salvado a mí, que ella significaba todo en mi vida, que habíamos tirado de la
misma cuerda invisible sin ser conscientes de ello, que a mí me bastaba su
cercanía para sentirme vivo, que ni ultrasonidos ni corrientes de separación
podían hacer que me alejara o me olvidara de ella. —Gracias —respondí.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-83361797538232879252012-11-11T03:25:00.002+01:002012-11-11T03:25:29.245+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo V<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-dPT1oCLpQL4/UJ8MZUSDxXI/AAAAAAAAApo/J7v4HbFnn7o/s1600/cinco.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://4.bp.blogspot.com/-dPT1oCLpQL4/UJ8MZUSDxXI/AAAAAAAAApo/J7v4HbFnn7o/s200/cinco.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7410906247867562695" name="OLE_LINK7"></a><span style="mso-bookmark: OLE_LINK7;">Sentía
un peso que no podría definir como malo pero que ciertamente bueno tampoco era.
No la conocía de nada y ya podía sentir una melancolía ilógica dentro de mí.
Víctor Hugo decía que “la melancolía es la felicidad de estar triste”. Cuando
vivimos con intensidad, con deseo, sin miedo y vamos poco a poco adquiriendo experiencias
vitales, recuerdos que se nublan por momentos, imágenes distorsionadas que se
han quedado dentro de nosotros… sonreímos con una pena inexplicable. Te alegras
de haber vivido todo aquello porque te consideras afortunado pero al mismo
tiempo, un sentimiento crece en paralelo y es como una punzada honda que se
adentra en nosotros y repentinamente nos invade el temor de no volver a tener
la oportunidad de vivir cosas que nos hagan sentir de la misma manera que nos
hace sentir todo lo que nos provoca melancolía. ¿Pero cómo podía sentir
melancolía de algo que no había vivido? Pensé que lo llamaba así porque no
sabía con qué palabra definir lo que sentía. Tenía ganas de sentarme al sol
fresco de primavera, cerrar los ojos y dejarme llevar hacia donde la vida
quisiera, sin planes, horarios ni ataduras. Tenía la mirada perdida y como por
capricho del azar, ella, que recordemos que era buena con las miradas,
consiguió encontrar la mía y atraparla. Tenía un gesto tímido, la noté turbada
y como si fuera una niña pequeña a la que se quiere consolar me acerqué a ella.
Tenía los brazos cruzados defendiéndose de cualquier cosa que la pudiera
atacar, defendiéndose incluso de ella misma. Yo la tomé por los codos y le
separé los brazos. El gesto tímido se había transformado casi en una mueca
suplicante; suplicaba comprensión, me estaba pidiendo una ayuda que yo no sabía
si sería capaz de darle. Le sonreí y me rodeó con sus brazos abrazándome
fuerte, como se abrazan los amantes que se despiden, como el abrazo entre dos
amigos que no se ven desde tiempos inmemoriales. Yo me sentía estúpidamente
importante. </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK6;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK7;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK6;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK7;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Nuestra capacidad auditiva escapa a
los ultrasonidos porque su frecuencia está por encima del espectro del oído
humano. Existen pero no podemos oírlos. Lo mismo pasa con la conexión entre las
personas. Hay unas corrientes potentes de atracción que hacen que dos personas,
como en nuestro caso, desconocidas, sientan una conexión inmediata, como si
cada uno estuviera sujeto al extremo de un mismo elástico en tensión que cuando
no puede estirarse más se contrae acercándonos el uno al otro sin remedio. Ella
y yo estábamos conectados por alguna fuerza que escapaba a nuestro control y a
nuestra comprensión, pero que al igual que los ultrasonidos esa fuerza existía.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK6;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK7;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Desde ese momento comenzamos a
vernos prácticamente a diario, llamadas casuales, sin obligaciones, por el mero
placer de vernos y estar el uno con el otro. Aprovechando la temperatura
primaveral que embellecía y templaba el ambiente le cogimos gusto a irnos a un
parque enorme que estaba cerca de mi casa y en el que pasábamos las tardes
leyendo, charlando, discutiendo… conociéndonos. Una tarde se sentó más cerca de
mí que de costumbre. Sentirla tan próxima me bastaba para aguantar la más
grande de las penas, el tedio más desalentador, la preocupación más inmediata.
Ella miraba hacia la nada y me recordó al momento en el que yo andaba con la
mirada perdida y ella la había encontrado. —Dime —dije sabiendo que la primera
palabra no saldría de ella. — ¿Recuerdas cuando nos abrazamos sin tan siquiera
conocernos? —. </span></span></div>
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK7;"></span><span style="mso-bookmark: OLE_LINK6;"></span>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La pregunta, como en la mayoría de
los casos no esperaba una respuesta basada en su significado literal, por tanto
un “sí, me acuerdo” hubiera sido una respuesta indigna. — ¿El día que me
abrazaste quieres decir? —Bromeé para salir del paso en un modo elegantemente
cobarde. — Un abrazo puede comenzarlo una persona, pero si la otra no abraza a
su vez no podríamos llamarlo abrazo, ¿no, listillo? —. Sí, el listillo lo sabía
y por eso sonreí. —En fin, sólo quería decirte lo que significó para mí ya que
nunca hemos hablado de ese momento. Quiero que lo sepas porque cuando expreso
lo que tengo dentro me siento bien, vamos, que lo hago por puro egoísmo, no te
creas… —ahora la nerviosa era ella. </div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-48886757542451960542012-11-09T16:24:00.000+01:002012-11-09T16:25:23.041+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo IV<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-kcL_l95RuU4/UJ0f4-T_o4I/AAAAAAAAApU/9gv60u0FfoQ/s1600/cuatro.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://1.bp.blogspot.com/-kcL_l95RuU4/UJ0f4-T_o4I/AAAAAAAAApU/9gv60u0FfoQ/s200/cuatro.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<a href="http://www.blogger.com/blogger.g?blogID=7410906247867562695" name="OLE_LINK4"></a><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"> Permitidme
que os cuente cómo comenzó todo. Yo me había inscrito a un curso de “Psicología
de la Comunicación” y esa mañana no tenía ninguna gana de asistir a una charla
que daría un psicólogo de una reputación tan afamada como lo era su cualidad de
aburrir a sus oyentes. Cuando estaba en el metro eché un vistazo para ver si
sería un día afortunado o si, por el contrario, debería permanecer en pie las
once paradas que me separaban de la Facultad de Psicología. En el momento en el
que me dirigía hacia un asiento libre, alguien, agarrándome de la chaqueta, me
detuvo haciéndome retroceder y adelantándome tomó “mi” asiento. Mi reacción fue
inesperada incluso para mí: — ¿Qué haces? —pregunté en tono enfadado pero no
demasiado alto por miedo a montar una escena en el metro y teniendo en cuenta
que me quedaba un rato largo allí dentro… mejor así— Sentarme, ¿no lo ves? —.
Era una chica más o menos de mi edad, sonreía y yo no sabía si era ironía,
sarcasmo o pura ingenuidad. — ¿Eres consciente de que me has agarrado para
pasar tú delante y coger el sitio, verdad? —Mmm, sí, aún no tengo una memoria
tan frágil como para no recordar eso —. Perdí poco a poco las ganas de discutir
y es que no me había pasado inadvertido el hecho de que la chica tenía una
carrera en la media a lo largo de toda la pantorrilla izquierda. Ella se dio
cuenta de que algo no iba bien y no tuvo más que seguir el rumbo que marcaba mi
mirada hacia su pierna para descubrir la catástrofe. — ¡Mierda! —refunfuñó—.
Dicen que cada uno tiene lo que se merece —dije. Sonreí triunfalmente como si
hubiera metido el gol decisivo para ganar un partido de fútbol y me dirigí a
otro vagón esperando esta vez que nadie me entorpeciera el camino.</span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Cuando salí del metro quedaban
escasos minutos para el comienzo de la ponencia. Si llegabas más de diez
minutos tarde las puertas las encontrabas cerradas, así que, ya que había hecho
el esfuerzo de madrugar aun sin ganas, decidí darme prisa. <span style="mso-tab-count: 1;"> </span></span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Andaba por la acera soleada. Hay una
determinada hora del día en el que algunas calles adquieren una condición
mágica. Poseen una dualidad que te permite decidir por dónde quieres andar: sol
o sombra. En mi caso, a no ser que se tratara del mes de agosto, era sol. Crucé
de acera y la chica que no conocía la vergüenza estaba entrando en un bar.
Tendemos a juzgar rápidamente a las personas aunque no hayamos cruzado más de
dos palabras con ellas. Yo a ella no sólo la juzgué sino que me atreví a entrar
en el terreno de la chulería, por llamarlo de alguna manera. Sea como fuere
ella había empezado la guerra, no yo.</span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Entré en la sala y estaba atestada
de jóvenes deseosos de discursos sabios, comprensibles, llenos de teorías
conocidas que reforzaran su ego y les permitiera presumir de sus avanzados
conocimientos en una nueva y famosa teoría psicológica que sería suplantada por
otra nueva al poco tiempo y así sucesivamente. Me acerqué a un grupo de chicos
y pregunté si todo iba bien. Me contestaron que había habido un problema de
última hora y que el Doctor Segura no llegaría a tiempo. Si mis ganas de
asistir a la charla eran pocas, por momentos iban dispersándose aún más. La
idea de un café me pareció la mejor de las ideas posibles vista la situación.
Cuando estaba saliendo por la puerta del fondo una voz potente saludó a todos
los presentes: —Buenos días, disculpad el retraso. Soy Julia Cardona y hoy
sustituiré al Doctor Segura —. Mis piernas obedeciendo a mi cerebro se pararon,
mi cabeza se giró y allí estaba ella: la chica roba-asientos, la de la carrera
en la media, la que había comenzado la guerra. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Esto prometía. Dicen que la venganza
se sirve en frío y mi momento estaba refrigerándose poco a poco. Me senté en la
primera fila del segundo tramo, ese que está un poco más elevado que el
primero, para asegurarme de que, con suerte, su mirada alguna vez se dirigiría
hacia a mí. Ella se subió a una pequeña plataforma y yo pude apreciar que las
medias eran ya historia. Probablemente entró al bar para quitárselas y
ahorrarse un bochorno innecesario. En fin, sus piernas no tenían necesidad de
estar cubiertas por nada, eran muy bonitas y creo que en un principio me
molesté por ello. Una chica estúpida y engreída debería ser gorda y fea;
incluso podríamos añadirle un toque de estrabismo para hundirla más aún. Que lo
que tuviera por dentro se reflejara por fuera… Ojalá. El caso es que la chica,
que estaba explicando los motivos por los que el Dr. Segura la había mandado en
su lugar era verdaderamente atractiva. Julia había dicho que se llamaba… No
sólo era elegante en el vestir; todos sus gestos tenían una gracia especial,
una forma de desenvolverse que podría compararse a las nubes movidas por el
viento. Una sintonía, una armonía… Perdido, yo ya estaba perdido. No quería
abrir una nueva batalla en la guerra que ella había empezado. No quería; no
podía. Decidí irme; si seguía observándola no habría vuelta atrás, sería un
sinfín de comparaciones, ilusiones vanas y quebraderos de cabeza que girarían
en torno a estereotipos que no valen para nada. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Hacía algún tiempo que pretendía a
base de mucha voluntad bajar el listón que siempre había marcado quién era apta
y quién no lo era. Si conocía a alguna chica que era apta y que además estaba
muy por encima de las aptas del montón me entraba un malestar psíquico que
penetraba por todo mi cuerpo y me hacía enfermar. Algún romántico diría que
enfermaba de amor, pero siento contradecirlo, enfermaba de angustia porque
sabía que siempre habría alguien mejor. Que si esa chica era un diez en mi
escala de aptitud siempre podría encontrarme en un bar con un doce, en un
quiosco con un quince o en un metro con un veinte. —Cerebro, mándame fuerza
suficiente como para llegar a la puerta sin tropezar y salir corriendo, por
favor —. </span></span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-bookmark: OLE_LINK3;"><span style="mso-bookmark: OLE_LINK4;"><span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Hablaba conmigo mismo para tranquilizarme
y porque, para qué mentir, siempre me ha gustado tener una voz en off dentro de
mi cabeza. Me levanté y fui tranquilamente hacia la puerta. A pocos metros de
ésta escuché el silencio. Escuchar el silencio es terrorífico; cuando me
contaron que hay gente que duerme con música si se encuentra en un paraje
perdido en mitad del campo donde reina el silencio y donde incluso los grillos
hacen huelga de cánticos lo comprendí perfectamente. Escuchar el silencio es
como ver la oscuridad. Nuestros sentidos no están creados para la ausencia de
percepciones y es por eso por lo que sentí miedo. Sentí que en pocos segundos
el mundo me caería encima.<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>—He batido mi
récord, señores —dijo ella— Es la primera vez en los dos años que llevo
haciendo este trabajo que alguno de los presentes no logra resistir ni siquiera
cinco minutos. Puede apuntárselo en su lista de logros y decir que destruyó la
autoestima de una humilde psicóloga que nunca le obligó a sentarse en una silla
a escuchar una charla por la que no tiene el menor interés; enhorabuena —. Se
lo había tomado exageradamente a pecho. Una reacción así me parecía innecesaria
y fuera de lugar. Aún así no iba a volver a mi sitio como una marioneta movida
por las palabras furiosas de una chica insatisfecha y reprimida. —Disculpe,
señorita, sencillamente, y no espero que lo comprenda, para mí la guerra ha
terminado —. Cerré suavemente y me alejé de aquella sala llena de estudiantes
atónitos y desconcertados.</span></span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-3333985677493178542012-11-08T13:10:00.003+01:002012-11-08T13:10:56.615+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo III<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-2bYc7n8Z8bs/UJug9WndvWI/AAAAAAAAApE/vWVXLSUmB8I/s1600/tres.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://4.bp.blogspot.com/-2bYc7n8Z8bs/UJug9WndvWI/AAAAAAAAApE/vWVXLSUmB8I/s200/tres.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
Estábamos en la
cocina. Esa noche habíamos decidido preparar una receta casera que su padre le
había enseñado hacía ya algún tiempo. De espaldas, sin moverse ni girarse me
dijo: —No te vuelvas hacia mí hasta que no termine de hablar —. Mi primer
impulso había sido un tímido movimiento de cuello pero corregí mi postura y
continué en la posición original. Ella continuó: — ¿Sabes por qué la mayoría de
las personas no miran a los ojos del otro cuando se hablan? —. No era una
pregunta a la que yo quisiera contestar, no era mi opinión la que buscaba, era
su explicación la que mis oídos querían, era ese nuevo momento de aproximación
a su mente el que me cerraba la garganta y me aceleraba el pulso. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
Ella, que no
esperaba respuesta alguna, siguió: —Antiguamente, cuando los brujos, hechiceros
y magos eran asesinados porque sabían más de la cuenta hubo un chico que quiso
saber qué peligro representaban para su pueblo. Este chico pidió al gobernante
una explicación: « ¿Por qué acabáis con ellos?, ¿qué os han hecho?». El gobernante
acarició el cabello del chico con un gesto cariñoso y le dijo: «Estas personas
son malvadas, entran en nuestra mente y son capaces de saber lo que pensamos,
incluso de hacernos sentir lo que a ellos les interesa que sintamos». Esa misma
tarde habían condenado a la hoguera a dos de los llamados brujos, y se les
acusaba de haber incitado al adulterio a una mujer íntegra, madre de una
familia respetada. El chico se coló entre el tumulto y se situó frente a
aquellos hombres llamados Oras y Retos. « ¿Por qué no les decís a todos que no
es verdad que tengáis algún poder sobre ellos, que no sois capaces de hacer lo
que todos dicen? ¡Vais a morir y no hacéis nada por evitarlo!». Los hombres se
mantenían unidos, tenían los ojos vendados. Uno de ellos dijo: «No están
diciendo mentiras sobre nosotros, chico. Nos acusan de cosas de las que no nos
sentimos culpables pero de las que seguramente hemos sido responsables». El
niño insistía: «Pero, ¿qué poderes tenéis?, ¿No podríais dejar de usarlos y así
liberaros de esta condena?». El hombre que antes había permanecido callado
habló: «Pobre niño, ¿podrías tú evitar que el aire entrase en tus pulmones?».
El chico, confundido, respondió que no. El hombre prosiguió: « ¿Podrías
intentar frenar la circulación de la sangre que bombea tu corazón?». El chico
negó de nuevo. «Entonces, de la misma manera en que la sangre circula por el
cuerpo y de la misma manera en que el aire entra en nuestros pulmones, nosotros
no podemos dejar de adentrarnos en el mundo de otra persona cuando la miramos
directamente a los ojos». </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>El silencio se apoderó de la cocina.
Ella se giró hacia mí y yo como un espejo le devolví el gesto. Clavó sus ojos
en los míos y dijo: —Las personas no se miran fijamente a los ojos porque no
quieren ser descubiertas. No nos han enseñado a mirar de esta manera porque no
le interesa a una gran mayoría. No quieren quedar al desnudo —. Hablaba lento,
casi vocalizando, me miraba fijamente, yo sabía que estaría sintiendo mi
angustia y mi deseo. No quería apartar los ojos para no ser uno más del grupo
que vive con miedo, pero reconozco que la conseguía mantener con un gran
esfuerzo. Ella se fue acercando hasta pegarse a mí. —Los ojos son el reflejo
del alma, ¿recuerdas cómo te miré cuando te fuiste al poco de empezar mi charla?
—. Claro que lo recordaba, cómo olvidar el día en el que la conocí… Sus frases
estaban hiladas, estudiadas en función de su público. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ahora recuerdo cada ademán, cada
sonrisa y cada silencio; todos ellos se han quedado conmigo todo este tiempo; la
mejor época de mi vida estaba ligada a su recuerdo y su recuerdo dolía, unas
veces con mucha intensidad, otras veces de manera soportable, pero siempre
dolía.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Sus ojos seguían posados en los míos
y lo único que pude hacer para vencer, para quitarme el yugo de su mirada, fue
besarla. Fue un beso áspero, brusco, de emergencia. Sin embargo fue
convirtiéndose en un beso apasionado, un beso soñado, un beso enamorado. —Si
usted, señorita, hubiera vivido en la época de los brujos también la hubieran
colgado en la hoguera, sin duda —.</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-20188920565120781212012-11-07T14:02:00.000+01:002012-11-07T14:04:57.802+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo II<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://1.bp.blogspot.com/-L_sblkkNHOQ/UJpbs8unslI/AAAAAAAAAnA/9D9VmO4ea6Q/s1600/dos.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://1.bp.blogspot.com/-L_sblkkNHOQ/UJpbs8unslI/AAAAAAAAAnA/9D9VmO4ea6Q/s200/dos.jpg" width="200" /></a></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
Cada persona
tiene diversas caras que no tienen por qué contradecirse. Pensemos que son
complementos imperfectos que logran formar una masa homogénea. En ella
destacaban tres cualidades por encima del resto. ¿Cómo definir a una persona
sólo basándonos en tres aspectos que la caracterizan? De la misma manera en la
que definimos un atardecer: no por su color, extensión o velocidad, sino por la
sensación que deja impresa en nosotros. Hablaré de ella teniendo en cuenta lo
que significó para mí, aceptando una vez más que la pude haber tenido. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br />
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Una polilla encerrada en la cabina
de un conductor de tren revolotea y choca contra el cristal. Retoma su vuelo y
choca de nuevo contra otro cristal. Párate, polilla, para ya. Ella no sabía que
estaba encerrada y que seguiría chocando contra algo más grande y pesado que
ella. Por eso intentaba con todas sus fuerzas revolotear, continuar su vida
después de las caídas, de los errores cometidos, de las experiencias que
hendían su piel dificultando la cicatrización de sus heridas. Un día me contó
que había caído en picado. Se trataba de una crisis existencial momentánea de
la que no sabía cómo salir. También me contó que un buen día un desconocido le dijo
una frase que le cortó el aliento y ella se la guardó como un tesoro que debe
ser protegido para que no vaya a manos inapropiadas. Con esa frase se abrió el
cristal contra el que, como buena polilla, chocaba sin remedio alguno. Tomó
vuelo hacia el vagón central del tren donde todos la miraban desde sus asientos
incómodos, y sonrió porque se dio cuenta de que aunque alguien nos ayudara a
continuar nuestro camino siempre permaneceríamos encerrados en sitios más y más
grandes.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>La segunda de sus cualidades era el
modo en el que contaba las cosas. —Siempre tienes historias nuevas —le dije un
día. Ella se apartó el pelo de la cara y sonriéndome me dijo: —Ignacio, no es
tan importante lo que te cuento como la forma en la que te lo cuento. La vida
es cuestión de percepción. Frente a una situación cada persona percibe algo
distinto. Nos vemos influidos por el conjunto de herramientas que hemos ido
recopilando y que cargamos en la espalda. Lo que a uno le parece bello, a otro
le da pavor. Lo que a uno reconforta a otro lo llena de hastío —. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ella contaba porque sabía contar.
Historias banales, anécdotas opacas, momentos insignificantes... nada le pasaba
desapercibido. — ¿Sabes? Hay frases que se quedan en la memoria más allá del
tiempo y del espacio. Nadie sabe el poder que tienen sus palabras hasta que
alguien te confiesa que el día tal a la hora cuál le dijiste algo que le cambió
el ánimo, que le supuso una ayuda; en definitiva, que tú<span style="mso-spacerun: yes;"> </span>fuiste el responsable de que a otra persona
le afectaran de tal manera tus palabras que las llevó a la espalda, fueran
buenas o malas, durante el resto de su vida —.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Quise saber qué se había quedado en
su memoria grabado como un archivo con copia de seguridad. Ella no solía
responder a preguntas directas. Su mundo de pensamiento era mucho más casual y
metafórico. Ese era el nudo más potente que te mantenía atado a ella: el saber
que cada día habría algo nuevo, que con cada historia averiguaría cosas de su
pasado, detalles de su vida, y que lo descubriría en un modo natural, calmado,
bello, quedando casi obnubilado.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="font-family: "Times New Roman"; font-size: 12.0pt; mso-ansi-language: ES; mso-bidi-language: AR-SA; mso-fareast-font-family: "Times New Roman"; mso-fareast-language: ES;"><span style="mso-tab-count: 1;"></span>Después de saber que
era consciente de revolotear entre muros y después de apreciar su modo de
contar las cosas, no podía obviar su última cualidad, aquella que pude sentir
desde el lugar que me dejó tener en su vida. </span></div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-11656619079015945342012-11-05T20:56:00.001+01:002012-11-07T14:04:28.933+01:00La Materia Gris del Corazón - Capítulo I<!--[if gte mso 9]><xml>
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<br />
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<a href="http://3.bp.blogspot.com/--XvAAhgSTw4/UJgZLBfYbYI/AAAAAAAAAmw/Rg8ZECtTMMw/s1600/uno.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="175" src="http://3.bp.blogspot.com/--XvAAhgSTw4/UJgZLBfYbYI/AAAAAAAAAmw/Rg8ZECtTMMw/s200/uno.jpg" width="200" /></a> Era curioso cómo
después de un tiempo volvían recuerdos y viejas historias a su cabeza. A veces,
todo se concentraba en un momento, en una palabra, en una sensación que le
recorría el cuerpo y la dejaba sin fuerzas. Opciones que parecían posibles,
incluso correctas, caminos estrechos que le permitían salir de la vía principal
por la que andaba, callejuelas, recovecos que la dirigían hacia otro mundo,
otros pasos, otra vida.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Ella llevaba esperando su tren más
de lo que podía recordar. El problema era que quizás debería haber cogido un
avión y llegar antes a su destino. La elección siempre es responsabilidad
nuestra. Elegir es una palabra que ella odiaba. Si la hubieran obligado a hacer
esto o aquello, a estudiar eso y no lo otro, a salir con éste y no con aquél...
ella habría sido más feliz. Siempre podría culpar de su infelicidad a otro y
refugiarse en el manto grueso que las obligaciones le habían echado encima.
Pero era inútil, ella había ido decidiendo; con un gran mazo de cartas repartía
a izquierda y derecha según creía, volteaba algunas cartas, barajaba de nuevo,
incluso se escondía algún as en la manga.<br />
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Por eso, cuando pasó un tiempo y un
calambre inquietante recorrió su cuerpo, pensó que la vida no sigue el
recorrido de una flecha lanzada con un arco, más bien es un cohete que sale
disparado sin previo aviso y comienza a hacer dibujos en el aire sin seguir una
ruta fija. No intentes detenerlo porque lo único que conseguirás será marearte,
caer al suelo mientras todo a tu alrededor gira incesantemente y te recuerda
siempre lo mismo: la casa gana. Sabía que la vida no era como una máquina
tragaperras, pero su ansia era irrefrenable y cada moneda que servía de
alimento a la máquina de la vida y descendía lentamente por sus intestinos, a
ella le provocaba una curiosidad y una excitación que necesitaba en su día a
día.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Cuando tuvo que leer su discurso
frente a todas esas personas, no tuvo el menor reparo en dar lo mejor de sí
misma. Impúdicamente fue revelando detalles de su vida que le permitían llegar
a las conclusiones y posteriores recomendaciones que se quedarían impresas en
las mentes de todos los jóvenes que la escuchaban. Tenía el don de la
atracción. Palabra tras palabra ahondaba en el alma y en el cerebro de cada
persona presente en la sala y ella lo sabía. Yo estaba en esa sala. </div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Cinco años más tarde se repetía la
historia: yo sentado como oyente en un salón de actos y ella como ponente
encadenando palabras, solo que esta vez las circunstancias eran completamente
distintas: yo sabía de antemano que ella sería una de las profesoras
participantes en el simposio y ella sabía que yo no me levantaría hasta que
finalizara su intervención.</div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<br /></div>
<div class="MsoNormal" style="line-height: 200%; text-align: justify;">
<span style="mso-tab-count: 1;"> </span>Su discurso empezaba diciendo:
"A veces pienso que somos personas valientes que tenemos que vivir con un
corazón cobarde, y no al revés". Esta creencia la había desarrollado a
fuerza de apretar el gatillo de una pistola siempre cargada. ¿Cuál es el
sentido de jugar a la ruleta rusa si sabemos que el disparo siempre - siempre -
nos atravesará los sesos?</div>
Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-90987987299417356032012-10-21T00:40:00.002+02:002012-10-21T01:49:38.494+02:00La Suerte del Principiante<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="http://4.bp.blogspot.com/-tjHJoAofFUM/UIMoIymwY1I/AAAAAAAAAmU/OJhhKyNlde0/s1600/2012-10-13+01.20.33.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="http://4.bp.blogspot.com/-tjHJoAofFUM/UIMoIymwY1I/AAAAAAAAAmU/OJhhKyNlde0/s320/2012-10-13+01.20.33.jpg" width="276" /></a></div>
Después de unas cuantas propuestas decentes había optado por el <i>sí</i>. No sabía exactamente por qué pero allí estaba esperando y es que el <i>sí</i> sonaba bien.<br />
<br />
Un principiante tiene ese rasgo de ingenuidad que lo hace especial. No tiene miedo al fracaso porque no ha probado su sabor; Él acaba de empezar. Puede salirle bien la jugada o, por el contrario, acabar derrotado y sin fuerzas -ni ganas- de seguir jugando. La suerte del principiante radica en su condición de inexperto, de ignorante, de confiado.<br />
<br />
¿Habría tomado una decisión acertada? Poco importaba una vez dentro de la boca del lobo, aunque como principiante ejemplar aquella boca le parecía más bien una inofensiva cueva inexplorada.<br />
<br />
Su memoria se remontaba a una conversación de esas que se escuchan sin querer. Sin querer, quizás, no es el término más adecuado... Nadie le aplicó la misma terapia que a Alex en <i>La Naranja Mecánica</i>. Siempre me dio pena que lo único aceptable de su conducta (su amor por la música de Beethoven) se viera truncado también por la terapia a la que fue sometido. En fin... digamos que fue una escucha no premeditada.<br />
<br />
Era una tarde otoñal, de ésas en las que hay que abrigarse pero en las que todavía se puede disfrutar de un café en la terraza de un bar. Miraba el pasar de la gente, no hacía nada en especial. Sentada disfrutaba del café con leche que el camarero le había tenido que cambiar a una taza (porque no le entraba en la cabeza eso de tomar el café en vaso). Es comprensible. Volvamos a la charla que sus vecinas de mesa se traían entre manos. La chica del carraspeo era la emisora. La chica que asentía era inevitablemente la receptora. Se veía que la conversación -el monólogo- iba para largo. <br />
<br />
- Ya sabes que yo soy bastante insegura, no pude tomar ninguna decisión. De verdad que me gustaría haberlo hecho pero no pude. Es que no me veo. No tengo capacidad para tomar la iniciativa, me falta el valor. Soy así, qué le voy a hacer...<br />
<br />
Mis sentidos captaban la voz de la chica que se definía como "insegura" pero no su cara ya que se encontraba de espaldas a mí. La otra chica -que he de decir tenía un perfil un tanto grotesco- la miraba compasivamente. Si yo fuera considerada modelo de comportamiento reconocido internacionalmente por alguna universidad prestigiosa del mundo en el que vivimos, impondría el "meterse donde no te llaman" como conducta aceptada, aprobada e incluso obligatoria por cuestiones de salud mental (porque no sabéis lo malo que es tener que acarrear con las conversaciones, dilemas e interrogaciones ajenas que la gente va soltando impúdicamente a nuestro alrededor sin percatarse de que nos están poniendo en bandeja el meter las narices en sus cosas con una facilidad pasmosa). A mí me cuesta quedarme al margen de las cosas que me rodean. No sé por qué, pero me siento casi siempre parte integrante de todo lo que percibo a través de mis sentidos y no me ha ido tan mal. Al menos no por ahora.<br />
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Yo quería levantarme con mi tacita de café entre las manos y sentarme con mis dos posibles futuras amigas para poder ser la tercera en discordia. Como en los bares de intercambio de parejas donde cada cierto tiempo tienes que cambiar de mesa e interactuar con una persona nueva. Fascinante.<br />
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Sin embargo, entrecerré los ojos como hacen los que quieren parecer interesantes (dejemos a un lado a los miopes porque en ellos es gesto innato) y pensé en la cantidad de posibilidades que se nos brindan y que no tenemos ni siquiera en cuenta. ¿Me levanto y le digo a la chica que está perdiendo su tiempo autocompadeciéndose de su falta de valor y que me da rabia que no tenga un ápice de amor por la vida? Sería algo así como un gran sermón en modo cinematográfico. Como el que le suelta Robin Williams a Matt Damon en "El indomable Will Hunting" cuando están sentados en el parque en mitad de una de las sesiones terapéuticas. Es magnífico cómo una persona con más experiencia vital que tú puede demolerte en cuestión de minutos tan solo con palabras, y cómo esa misma persona te hace dar los pasos que te faltaban para llegar a ese punto que veías tan lejano.<br />
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Cuando aceptamos nuestras debilidades es cuando empezamos a adquirir la fortaleza necesaria para poder transformarlas en algo. Algo bueno. Algo grande. Algo que nos hará mirar atrás algún día diciendo: "Yo hice eso". Y acompañarlo de una sonrisa llena de orgullo y paz. Porque cuando se asumen riesgos y se pega el gran -o el pequeño- salto es cuando estamos poniendo las notas en el pentagrama de nuestra vida. La melodía podrá ser más o menos bonita pero es la tuya. Son tus figuras musicales, tus notas, tus silencios, tus claves... Y por eso te definen; porque han sido creadas por ti.<br />
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La chica del carraspeo hablaba de declarar sus sentimientos, básicamente. Contaba no sé qué de su historia con no sé cúal. Lo difícil que era todo porque no sabía cómo actuar, qué decir. qué pensar. cómo tratarlo... Yo creo que el amor tiene mucho de instinto y muy poco de lógica. Es aquel lema de "hacer lo que te dicta el corazón" (¡ja!). La cruda realidad es que la gente tiene miedo de seguir sus instintos; ya sea por tradiciones, miedos, pautas sociales... Sea por lo que sea cuando algo implica riesgo la excusa está servida: - Yo soy así, qué le voy a hacer- decía ella.Y claro, cuando no se sabe lo que es mirar a otro directo a los ojos, sentir cómo se te cierra la garganta, notarte las palmas de las manos frías y sudadas... Cuando no se sabe el efecto que provoca en nuestro cuerpo ese momento en el que parece que todo va a estallar y sientes que eres tan insignificante y diminuto... está claro, ¿no?<br />
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Por el contrario, cuando no somos ingenuos, cuando nos sabemos dentro de la boca del lobo, cuando no hacemos nada "sin querer", cuando conocemos la diferencia entre una blanca y una corchea... en ese momento, en ese <b>cuando</b> hemos dejado de ser principiantes para siempre.<br />
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Me levanté y al pasar por la mesa donde las dos chicas seguían mareando palabras susurré: -Suerte. Y me alejé pensando que ya no era ésa la cuestión. Ahora la suerte se la tendría que colar ella sola en su pentagrama. Sólo era cuestión de tiempo.<br />
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<br />Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-7410906247867562695.post-10643264658342028372012-05-22T17:48:00.003+02:002012-05-22T17:48:40.073+02:00El sabor del agua que no queremos beber<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="http://1.bp.blogspot.com/-N0jw6l6nIBo/T7u0782yOfI/AAAAAAAAAjo/vgdsyQ0dGF0/s1600/DSCN0518l.jpg" imageanchor="1" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="237" src="http://1.bp.blogspot.com/-N0jw6l6nIBo/T7u0782yOfI/AAAAAAAAAjo/vgdsyQ0dGF0/s320/DSCN0518l.jpg" width="320" /></a></div>
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Habían pasado más de 5 años desde entonces y ella nunca había tenido ni una sola recaída, hasta ese día.</div>
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Se llamará Manuel, como mi padre. Acarició su vientre y continuó andando. Hacía dos meses que él la había dejado y solamente uno desde que había conocido la buena nueva. Nunca se había planteado qué haría en el caso de quedarse embarazada. Nunca se había planteado tantas cosas...</div>
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La decisión de seguir adelante con el embarazo, de dejar que un ser tomara vida propia dentro de su cuerpo, la tomó espontáneamente. No lo habló con nadie. No pensó ni siquiera en contárselo al hombre responsable de esa nueva vida. Todos los planteamientos y quebraderos de cabeza se veían aliviados con la presión que sentía en el pecho. </div>
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Con el paso de los días su ilusión iba creciendo, sus ideas tomaban forma y su impaciencia crecía. No contó nada a nadie. Una vez fuera evidente no habría nada más que añadir. Por ahora tenía las riendas de su vida y así estaba bien. </div>
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El miedo que podía experimentar por el hecho de ser madre soltera no la frenaba. Sus ganas y su fuerza galopaban a una intensidad muy alta. Era su hijo y lo cuidaría como lo habían hecho con ella. Las drogas habían marcado su juventud hasta el punto de dejarla consumida en huesos y algo de piel. Él -el que ya no estaba- la sacó de ese mundo de carencias y respiraciones entrecortadas. Sólo la tomó de la mano y se la llevó, lejos.</div>
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Por eso no entendía bien por qué había hecho esa llamada. Por qué el corazón le daba brincos al pensar en lo que estaba a punto de pasar. Por qué estaba haciendo algo que lo único que comportaría sería un gran daño.</div>
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Abrió la bolsa y la blancura se le reflejó en los ojos. No dejó rastro. Cayó al suelo. Sólo pensaba en Manuel. Sólo pensaba en lo cruel que es el mundo, en lo envidiosas que son las personas, en lo mal que sabe el agua que no queremos beber. </div>
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Su adiós fue más limpio que cualquier adiós premeditado. Se fue pensando en la vida, pensando en lo feliz que sería cuando pasaran unos pocos meses, cuando tuviera a su hijo entre los brazos. Eso fue lo más hermoso de su vida, y es que se fue sin saber que se estaba yendo.</div>
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La calle era un pasillo infinito. No terminaba nunca. En cambio, como la mayoría de las veces, era una percepción de ella. Cuando el ánimo nos acompaña cualquier sitio nos parece bueno. Si se alarga el camino un poco más no nos preocupa, no es una molestia. Nos paramos en los escaparates inalcanzables, apreciamos pequeños detalles sin importancia, miramos al cielo como si buscáramos mensajes en las nubes. No hay prisa, estamos en el punto perfecto y con eso basta.</div>
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El momento que estaba viviendo estaba lejos del punto perfecto. El ánimo no acompañaba a la bonita chica del abrigo añil: esa era ella. Paso apresurado, mirada baja, manos que intentaban tranquilizarse dentro de los bolsillos del abrigo. Los pies que hacía una hora le hervían del dolor ahora ni siquiera se quejaban de la altura de los tacones nuevos.</div>
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Cuando se bebe un poco más de la cuenta el dolor pasa a ser de otra dimensión. Ganamos algún tipo de poder que tira por tierra nuestra percepción del dolor. El umbral se vuelve flexible y lo que antes nos hubiera hecho sentir incómodas y doloridas, con esta pócima corriendo por nuestras venas y anegando nuestras neuronas, se torna ahora soportable e incluso nos pasa inadvertido.</div>
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Carla pensaba que la rabia era el sentimiento más poderoso. Más que el odio, más que el amor, más que la tristeza. La rabia se encontraba más allá de todo límite: la cegaba, le hacía no sentir los golpes, le daba fuerzas que al mismo tiempo la consumían. Así, mientras recorría la calle más larga del mundo, la rabia henchía todo su ser.</div>
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Confiaba mucho en los malos momentos. Confiaba en ellos como guía e imán potente de gente que la quería de verdad - porque hay gente que quiere de mentira. De la noche a la mañana tenías frente a ti dos portones. A tus espaldas todas las personas que te rodean día a día. Por la megafonía retumbaban los nombres. Ella los escuchaba y decidía. La habitación izquierda estaría ocupada por la gente SÍ, mientras que la derecha estaba reservada para la gente NO. SÍ te quiero en mi vida. NO te quiero en ninguna de mis vidas.</div>
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Los malos momentos no son más que regalos que nos hace la vida. Cuando pensaba en las cosas verdaderamente importantes, en lo que había aprendido, en lo que le había dado alas más y más plumadas... podía ver una mancha detrás de todo: un tropiezo, una traición, un error... "No hay mal que por bien no venga", éste era el refrán de la vida. La vida que nos ofrece con sabiduría los peores momentos para que disfrutemos librándonos de cargas: personas, objetos, sentimientos, miedos, posesiones, manías... La mancha detrás de lo verdaderamente importante era el regalo de la vida que nos salvaba de la pérdida de tiempo, de las personas inútiles, de los miedos paralizadores.</div>
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Había recitado sus palabras como si se tratara de un poema mil veces repetido. Un poema bello, pausado, embriagador. Le temblaban un poco las manos y por eso había cogido la copa con el fin de brindar con todas aquellas personas que del día a la noche terminarían estampadas contra el portón derecho.</div>
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Cuando sintió la punzada en la parte del cerebro que decidía por nosotros cuándo sentirnos felices, alzó el brazo en señal de brindis, sonrió y, ante la mirada de todo el corrillo de "ensayos de amigos", se bebió la copa de un trago.</div>
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Caminaba por la calle más larga del mundo y pensaba: - "Si pudiese haber dicho lo que de verdad quería decir..."-; bueno... podía pero no lo logró. A veces es mejor no decir nada, quedarse bien callado, tragarse las palabras para que vivan en nuestra mente, y ordenarlas después para diseñar la escena perfecta.</div>
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En el caso de haber tomado la decisión de traducir el pensamiento en verbo, y para hacer de la inmensa calle un pequeño callejón, comenzó a tejer el discurso que podría haber sido:</div>
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"¿Sabéis? Solemos brindar a la salud de los demás, en los momentos buenos como símbolo de festejo y deseo de progreso. Cuando brindamos y decimos frases tipo 'por vosotros', 'por nosotros', 'por ti'... cada uno de nosotros, en su interior, está deseando sólamente su propio bien. Brindamos como quien sopla las velas en su cumpleaños. Pero soplamos las velas después de pedir el deseo: lo apagamos." - Probablemente su colega de oficina habría hecho alguna mueca rara en señal de saber por dónde iban los tiros. Mueca que sin embargo sólo revelaba su nula capacidad de ir más allá de sus propios chismes sin haches intercaladas. - Carla, de todas formas, seguiría: - "Yo pienso el deseo y enciendo las velas". </div>
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Confiaba en la bondad tanto como lo hacía en la maldad. El ser humano, si se encuentra en una situación en la que puede verse perjudicado, exagera al inspirar, robando oxígeno, confiando en que sus pulmones puedan ver como los del resto se inmovilizan antes que los suyos. Protegemos lo nuestro porque es lo que tenemos. La maldad del ser humano no es más que bondad con uno mismo.</div>
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Ella pensaba y dibujaba pentagramas en su mente; palabras potentes, frases arrasadoras, ideas precisas. Era una creadora de realidades imaginarias, era simplemente ella: una mujer a las doce de la noche, con un precioso abrigo añil y unos tacones de vertiginosa altura. Era simplemente ella caminando por la calle más larga del mundo.</div>Anonymoushttp://www.blogger.com/profile/14953230401895055285noreply@blogger.com6