16 de diciembre de 2011

EL MICRORRELATO

DEL AGUA Y SU SABOR

No había estallado aún la guerra cuando ya estaban siendo condecorados. Premios prematuros que sólo son posibles porque unos ya sienten la derrota, acechante e ineludible, que les saluda desde lo más profundo de la materia gris. Unos le devuelven el gesto, otros le dan la espalda y fingen no haberla avistado - evasión de principiantes-. Las medallas eran pesadas como lingotes de oro y olían a fatuidad. Bebían vino y despreciaban el sabor a tragos largos. Me quedé observando desde mi materia roja y pensé que, al fin y al cabo, tampoco bebemos el agua por su sabor. Una vez más, la carencia estaba presente y lo llenaba todo: el vino por su color, el agua por su sabor y la guerra… por el amor.
Kris con K

1 comentario:

  1. Dice Coelho:
    "Cierto guerrero recibía una medalla por cada batalla ganada. Los amigos admiraban su valor y las mujeres adoraban su carisma.
    Al cabo de algunos años, las medallas eran tantas que cubrían todo su uniforme. Un día, en mitad de un duro combate, el guerrero casi fue alcanzado por la espada de su enemigo.
    “Siempre he sido el mejor y hoy he estado a punto de perder”, pensó. Pero en seguida percibió su problema: el peso de las medallas no le dejaba luchar con agilidad. Arrojó al suelo su capa, volvió al campo de batalla y derrotó a los enemigos. “La victoria me puede dar confianza, pero no debe convertirse en una carga”, fue su reflexión final." Las medallas prematuras solo añaden peso al combate...


    POr cierto, a la vista de las pelis que tienes puestas, te recomiendo "El Concierto" (en VO a ser posible). Ya me contarás...

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