29 de mayo de 2011

INCOMPLETAMENTE COMPLETA

Todos estábamos en círculo. Las sillas eran blancas, de las que tienen el respaldo y el asiento blanditos. A veces se necesitan detalles así: cosas cómodas que resten incomodidad a determinandas situaciones. Y esta situación en concreto era tan incómoda que había incluso mantas bien dobladas y con olor a limpio junto a la puerta de entrada, por si alguien tenía frio o simplemente quería cubrir su vergüenza.

Era la segunda semana que venía a estas reuniones que ya se habían convertido en parte de mi agenda. Llegaba, cogía una manta, me sentaba en una silla de la parte izquierda de la sala y miraba al techo, o jugaba con los dedos de mis manos, me soltaba el pelo y volvía a peinarme... cualquier cosa que me distrajera, que me hiciera más corta la llegada de todo el grupo y el comienzo de la terapia.

- ¿De qué te curan allí? - me preguntó Ana después de la primera semana yendo al centro.
- No me curan de nada, me ayudan a ver cosas de las que nadie nos ha hablado nunca. - respondí yo con poca confianza.

Cuatro sillas a mi derecha se sentaba siempre un chico muy guapo. Era una belleza triste, era un guapo triste. Cuando una persona es excesivamente sensible puede llegar a sentir las cosas más placenteras con un dolor desgarrador. El placer y el dolor están a un centímetro de distancia; basta un empujón para cambiar uno por otro; y él decía que cuando esto pasaba no era muy agradable.

Me gustaba. Se llamaba Lucas y tenía una voz melódica y varonil. Siempre hablaba con metáforas. Todo su discurso era una alegoría donde plasmaba su mundo interior. Yo suponía que lo hacía así porque de haber descrito su realidad con palabras claras y directas, podría sufrir algún tipo de crisis de ansiedad o incluso un paro cardíaco. Dijo una vez que era tan sensible y empatizaba tanto con lo que le rodeaba, que un día se tiró por la ventana:

-¿Por qué decidiste hacer eso? - pregunté espontáneamente yo en mitad de su discurso.
- ¿Qué harías si el lugar al que quieres ir está a diez mil kilómetros de distancia? - preguntó con un gesto calmado.
- Supongo que cogería un avión, es el medio más rápido para llegar adonde quieras. - respondí sabiendo que había acertado en mi respuesta puesto que él estaba sonriendo.
- Pues precisamente eso mismo pensé yo. Lo que pasa es que yo no sabía adónde quería ir, sólo sabía que aquí no quería estar y debía irme ya, sin la insoportable espera de la puerta de embarque.

Ese día volví a mi casa muy triste. Este chico, que era tan interesante, había intentado suicidarse sin éxito (lógicamente), y ahora decía que no tenía ganas de morir ni de vivir, tan solo tenía ganas de ver pasar el tiempo. Qué pena.

Yo, comparada al resto, no era más que una persona  normal con problemas normales; pero si estaba acudiendo a estas reuniones sería por algo. Ese algo era aún desconocido para mí.

La jefa de grupo (no le gustaba que le llamáramos terapeuta) entró en la clase con una sonrisa de las que se contagian. Era una mujer alta, con el cabello recogido en un moño bajo, llevaba gafas cuadradas con los filitos rojos y tenía una dentadura envidiable. Antes de tomar asiento sacó de una bolsa que llevaba en la mano una naranja. La lanzó al aire e impactó contra el suelo. - ¡Cogedla! - gritó. Yo fui la más rápida, sobre todo teniendo en cuenta que el resto estaba un tanto adormilado.

- Bien Clara, cuéntanos. ¿Representa algo para ti esa naranja?, ¿te trae algún recuerdo o te provoca alguna sensación?

Había días en los que no estaba inspirada y mucho menos tenía ganas de ponerme a hablar de mis tonterías... Pero cuando te preguntaban se debía contestar así que miré la naranja y me acordé del zumo que me hacía mi madre todas las mañanas antes de ir a la facultad. También me hizo recordar la historia de la "media naranja", y así se lo dije al grupo.

- La historia de la media naranja me parece un tema interesante, Clara. ¿Te gustaría contárnosla a todos? -


- Bueno es que se dice que en la época en la que los dioses vivían con los hombres, los hombres se creían prácticamente iguales a los dioses ya que poseían dos caras opuestas sobre una misma cabeza, cuatro brazos y cuatro piernas que utilizaban para desplazarse rodando. Los hombres podían ser de tres clases: uno, compuesto de hombre más hombre; otro, de mujer más mujer; y un tercero, de hombre más mujer... - la gente a mi alrededor callaba, creo que a algunos no les importaba en absoluto mi historia y Lucas era uno de ellos. Aún así continué: - Pues el caso es que los dioses les castigaron y lanzando un rayo los partieron a todos por la mitad. Ahora los hombres están condenados a buscar a su otra mitad para volver a estar completos, como siempre lo habían estado.


- Muchas gracias, Clara. ¿Qué piensas acerca de este relato?


- Yo creo que es estúpido. Cuando actualmente se habla de la media naranja se parte de la base de que somos seres incompletos, inacabados, personas que necesitamos unirnos a otro incompleto para así poder formar un todo. Yo no creo que seamos mitades; está claro que perfectos no somos, pero tampoco estamos inacabados. Cuando nos unimos a otra persona lo que se unen son dos partes enteras por así decirlo. Toda mi complejidad, con toda su complejidad. Si yo fuera media persona y encuentro a mi otra mitad ¿qué pasaría conmigo o con él?, ¿dejaríamos de ser dos personas para ser solo un nosotros?


- Bueno, muchas personas lo ven así, es por ello que buscan esa otra mitad, porque si no encajan no tiene sentido. Encuentras lo que te falta a ti en el otro y viceversa. Es una idea romántica a la que mucha gente hace alusión para expresar la felicidad de haber encontrado a una persona afín a ella. -


Me quedé un poco aturdida, sin defensa... Tal vez yo era demasiado racional para el amor, o quizás no me conformaba con pensar que la relación entre dos personas podía ir evolucionando a la perfección ella sola, sin ayuda y sin esfuerzo. Para mí la vida en pareja era como mantener viva una chimenea. Hay que estar atentos y saber echar leña de vez en cuando para que no se apague, pero no excedernos porque si no sofocamos el fuego en este caso por exceso. No podemos pretender que un fuego dure eternamente regenerándose y flameando a su antojo.


Lucas arrastró un poco su silla hacia atrás. Miró a todos buscando el permiso para hablar en nuestros ojos y dijo: - ¿Y por qué tienen que encajar?, ¿no sería mejor que fueran agarradas de la mano? Sentirse incompleto es sentir correctamente. Lo somos, ¿o es que alguien se siente completo? A mí me faltan muchas virtudes pero también muchos defectos. No es que estemos inacabados es que el ser humano es un todo que carece de muchas cosas. Yo diría que somos incompletamente completos. Y como siempre queremos lo que no tenemos, buscamos; buscamos incansablemente. Luchamos contra nuestra naturaleza para intentar buscar en otro lo que falta en nosotros, sin darnos cuenta de que las cosas que faltan no tienen porqué ser buenas. ¿Queremos encontrar una persona egoísta porque nosotros no lo somos? o quizás... ¿una persona poco profunda porque nosotros somos demasiado reflexivos? Es por esto que fracasamos una y otra vez en las relaciones de pareja: solo queremos que nos completen con las cosas buenas. No nos acordamos de que las malas vienen también en el lote.


Me quedé boquiabierta. Lucas había hablado tanto y tan rápido, apoyando mi discurso con argumentos válidos, con una subjetividad que te calaba por dentro. Le sonreí y me devolvió el gesto.


- Lucas, gracias pero se ha terminado el tiempo. Mañana nos vemos a la misma hora, chicos. Gracias a todos. - 


Al dia siguiente ni Lucas ni yo fuimos a la reunión. A mí me bastó su discurso para recuperar las fuerzas perdidas en los asuntos sentimentales que iba arrastrando, y a él, el haber expresado una idea con garra y decisión le hizo sentirse vivo, no querer seguir siendo un observador del paso del tiempo. 


Ahora que sabéis cómo nos conocimos y cuáles fueron nuestros comienzos como pareja, ¿creeis que ese algo que me empujaba a asistir a las reuniones seguía siendo algo desconocido para mí?

5 comentarios:

  1. Kris otra lección magistral tanto de contenido como de continente, porque creo que no se puede expresar algo mejor de lo que tu lo haces y con esa sensiblidad y profundidad al alcance de muy pocos. Enhorabuena de nuevo xiki! :)

    ResponderEliminar
  2. Me gusta! Lo bueno de lo desconocido es que siempre nos impulsa a seguir buscando, tú lo haces con estos relatos, y el resultado es simplemente marvilloso :)

    ResponderEliminar
  3. profundo, directo y sencillo.
    y entre lineas pequeñas fugas de filosofia
    precioso kris
    Dis

    ResponderEliminar
  4. Me ha encantado nenica!!! Es precioso! esa Clara eres tú, verdad? Yo siempre he pensado que quiero una naranja entera! Apoyo lo que piensas! un muak enorme

    ResponderEliminar
  5. ¿Sabes? Hay un cantautor que en sus conciertos suele contar la teoría naranja entera...

    http://www.youtube.com/watch?v=vkXO4yx_94g

    Me gusta eso de que somos incompletamente completos.

    ResponderEliminar